El egoísmo partidista genera desconfianza

Algunos partidos políticos y sus figuras se han enfrascado en una abierta guerra sicólogica y verbal movida por un egoísmo partidista y ambición personal que provoca en el pueblo y el electorado panameño un estado de desconfianza.

La mayoría de esos partidos y sus elementos lo único que están haciendo es aumentar la incredulidad en la actividad política de Panamá.

Sus acciones y diferencias están poniendo en evidencia una guerra de poderes personales, políticos, económicos y gubernamentales, abusando de la dignidad del pueblo y su población como si fueran pelotas de jugar, con la idea de seguir manejando sus grandes intereses con la prepotencia tradicional.

El pueblo se está cansando de ser víctima de los políticos tradicionales con sus prácticas antidemocráticas y antipatrióticas, con la triste posibilidad de que se registre un alarmante abstencionismo electoral que vendría a afectar la imagen de la democracia, por culpa de la actitud y aptitud de los políticos panameños.

En todo país civilizado y patriótico, la actividad política es la base fundamental para su democracia, su prestigio y su desarrollo interno.

Es lamentable esta situación para los panameños, más cuando se invoca el nombre de la patria de manera demagoga y cínica.

Este problema de la política, no existe sólo en el sector de la oposición, sino también dentro del gobierno, con la creación de partidos políticos que por una parte le pintan al pueblo una filosofía independiente y sin embargo sus raíces vienen del gobierno.

Por lo tanto su futuro es incierto y motivo de controversia; al menos que las diferencias sean negociadas para el beneficio de sus intereses y no los de la Patria.

Basta de tanta demagogia en contra de la Patria y basta del irrespeto y humillaciones a tantos panameños marginados.