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La escuela de ayer y de hoy
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Paulino Romero C./ Pedagogo, escritor, diplomático (opinion@epasa.com) / -La escuela, como institución social, en su proceso evolutivo ha experimentado muchos cambios.Por ejemplo, en la escuela de ayer, el maestro constituía el punto central de todo el acontecer pedagógico; él impartía enseñanza, hablaba y preguntaba, ordenaba y controlaba.Pero los alumnos estaban condenados a la pasividad y a la inactividad mientras no respondieran a las preguntas cuando se les exigía, o tuvieran que realizar tareas escritas.Conforme al plan de instrucción se aprendían materias que había escogido el maestro, sin tomar en consideración los intereses de los alumnos.HAN TENIDO QUE TRANSCURRIR EN PANAMÁ UNOS SIETE U OCHO DECENIOS PARA QUE LAS PRIMERAS CRÍTICAS FORMALES CONTRA EL SISTEMA EDUCATIVO SE HAYAN PODIDO TRANSFORMAR EN LA PEDAGOGÍA REFORMISTA...La escuela se convirtió en una escuela de materias, con una multiplicidad de contenidos, a menudo caóticos y desordenados, colocados unos junto a otros sin vínculos entre sí.La escuela de aquella época, particularmente la escuela primaria, era una fábrica de producción en serie, (en el estilo cuartelero), impregnada por el espíritu de Herbart, esto es por la teoría de las gradas formales, con arreglo a la cual el mismo esquema o método era adecuado para casi todas las materias; a todos los alumnos tenía que enseñárseles lo que prescribía el plan de estudios.El aprendizaje se limitaba casi exclusivamente al funcionamiento de las capacidades cognitivas.El quehacer práctico, que pone en juego en igual medida las energías físicas y psíquicas, era una cosa rara.Quedaba limitado a la enseñanza del dibujo, que estaba orientado en forma totalmente esquemática a la limitación y al manejo del compás, de la regla y del lápiz de dibujo, así como a la educación física, que a menudo tenía mucho de ejercicio militar.Semejante escuela impedía la originalidad espiritual, la productividad y la creatividad.¡Fueron los pedagogos reformistas los que querían, en la teoría y en la práctica, provocar transformaciones radicales y, en parte, lo consiguieron!Un defecto fundamental del sistema educativo, entonces vigente, consistía en que se aplicaban a los alumnos de todo tipo de escuelas, en especial, de la escuela primaria, contenidos y métodos que estaban lejos de hacer justicia a sus capacidades e inclinaciones.O casi exclusivamente aludían al intelecto y a la capacidad de rendimiento cognitivo, impidiendo, por consiguiente, la actividad práctica y la experiencia independiente por medio del trabajo manual, las que debían amoldarse a formas filológicas de pensar y comprender; o debían rendir una contribución orientada a las disciplinas científico-espirituales.De esta manera, las materias científico-naturales debían poner en evidencia su valor formativo en la medida en que pudieran desarrollar particularmente, por encima de su contenido fáctico peculiar, virtudes tales como la tolerancia, la escrupulosidad y el sentido de responsabilidad.Han tenido que transcurrir en Panamá unos siete u ocho decenios para que las primeras críticas formales contra el sistema educativo se hayan podido transformar en la pedagogía reformista panameña, esto es, un movimiento cuyas buenas intenciones a menudo se han quedado encubiertas por un exceso de emociones y por falta de racionalidad y de críticas fundadas, alejadas de la política.El Dr.José Daniel Crespo se encuentra entre aquellos que se enfrentan a la escuela tradicional por antonomasia, con el escepticismo del científico de la naturaleza y del filósofo.En su libro, “Fundamentos de la Nueva Educación” (México 1942), Crespo antes de introducir cambios de gran alcance, investiga cómo se realiza el pensar, el sentir, el ver y el representar, la transformación y la efectividad de las representaciones en aquellas personas para la que está destinado el nuevo plan de estudios.Muchos teorizantes de los planes de estudio tanto en las universidades como en los ministerios, en los últimos 40 años, hubieran tenido que tomar como modelo este experimento de Crespo.El excesivo esquematismo fue aplazado por el método de planificación, de la ejecución, del cumplimiento y de la comprobación; el cesamiento del saber cedió el paso a la reducción de materias en una medida compatible con la formación; y en vez de la llamada educación formal vino la formación del carácter.Así la vida ingresa en la escuela y esta prepara a sus alumnos en la vida y para la vida… ¡Pero hoy como ayer, el proceso reformista continúa!