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La oralidad escrita y hablada
... Marixa Lasso, historiadora, ella tiene el poder de contar nuestra historia de una forma tan singular que ningún público se queda dormido, al contrario, quieren saber más y más de lo que ella está contando.
- Priscilla Delgado
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- - Publicado: 20/2/2020 - 12:00 am
Muchas veces nos ha pasado que vamos a una conferencia magistral y de pronto se vuelve sosa y aburrida y no es porque el conferencista no conozca el tema, es simplemente porque no sabe cómo articular las ideas y un tema que nos pareció interesante termina por aburrirnos y muchas veces el conferencista queda con una sala medio vacía.
Es aquí donde cobra vida la comunicación precisa con palabras sencillas y entendibles y esto aplica a todo: a la docencia, a la interlocución entre dos personas o un grupo y muy importante entre las parejas que muchas veces esa mala comunicación les lleva a grandes desencuentros y obliga a que la comunicación sea precisa para que no existan malos entendidos y esto va por vías: De forma escrita y oral.
Hoy día cuando las redes son un arma de la comunicación y es casi obligado escribir de forma breve, pero entendible, sin entonaciones que nos hagan pensar en sentimientos muchas veces desordenados que no sabemos leer o quedamos con una sensación de imprecisión agobiante porque al final no sabemos qué quiso decir el que escribe.
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A veces una coma de más o de menos nos cambia por completo el sentido de lo que queremos decir y una entonación en el momento equivocado hace pensar distinto al auditorio.
Igualmente las personas que a lo largo de su intervención son planas y olvidan las reglas de un buen orador que, muchas veces, nacen de su propio encanto y conocimiento.
Voy a poner un ejemplo de una persona que no conocía y que con agrado hemos descubierto, Marixa Lasso, historiadora, ella tiene el poder de contar nuestra historia de una forma tan singular que ningún público se queda dormido, al contrario, quieren saber más y más de lo que ella está contando. Sin duda la ayuda su tono de voz dulce y con un gran grado de cercanía que todos queremos seguir escuchándola.
La antítesis de esto pudiera ser cualquier persona pública que en vez de argumentar con criterio acude al grito, cosa lamentable, porque evidencia señal de inseguridad en su discurso y una clara referencia de quién es como persona.
Después de todo lo escrito quiero llegar a lo que me apasiona, la lectura.
En los libros se pone en evidencia la oralidad de la forma más simple y nos encontramos con grandes escritores que han sido leídos y releídos como Gabriel García Márquez, el Gabo, era lo que hablaba, ni más ni menos y tal vez es el mejor referente de lo que deseo plantear.
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Hay otros escritores que también nos subyugan por su sencillez, sin dejar que sus argumentos queden sin peso, como Isabel Allende, Angela Becerra, Haruki Murakami, Jorge Amado, Ernest Hemingway, entre muchos otros, que me parecieron fáciles y los disfruté.
En Panamá yo diría que recuerdo con mucho cariño la obra de Rogelio Sinán, Joaquín Beleño, Ramón H Jurado, Rosa Britton, Justo Arosemena, quienes dejaron un retrato de sus obras, en sus novelas, en sus ensayos.
Con este pasaje por algunos escritores y dejando detrás otros excelentes, tengo que decir que también uno se engancha en las palabras de un libro dependiendo de cómo se escriba, y uno se queda en una conversación dependiendo de cómo se desarrolle.
Habremos de hacer un mea culpa y vernos y mirarnos hablar ante un micrófono para determinar si nuestra voz suena convincente, de lo contrario es mejor escribir lo que deseamos plantear. La escritura la podemos corregir, las palabras lanzadas nunca.
Escritora.
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