Las misas del hambre
...a estos usureros de la esperanza se les olvida que ya no estamos en las épocas de la información unilateral. Ellos piensan que aún estamos en un tiempo en el que sus actividades pueden esconderse detrás de un tiempo de reposo y un par de acciones mediáticas.
El planeta Tierra tiene un eje alrededor del cual gira todo. Es la base sobre la que se ha movido la humanidad durante gran parte de la historia. Ha creado y finalizado guerras, batallas y peleas. Ha sido el inicio y la conclusión de traiciones, amoríos y crímenes. Ha sido el cimiento de ideologías, escuelas y movimientos. Ese eje es la riqueza. La plata. El efectivo. La pasta. Todos sinónimos de un mismo término: el dinero. Es el motor que mueve al mundo. Sin él, los comercios quiebran, la economía se hunde y la gente enloquece. Con él, pasa lo mismo.
En esta crisis sanitaria hemos visto repetidos ejemplos de un mal uso del dinero. Desde la compra masiva de pruebas inútiles hasta la adquisición de material protector con sobreprecios. Todas comandadas por un grupo de hedonistas pseudointelectuales que solo buscan acabar con la oposición. Han usado cada centavo que han tenido a su disposición para acrecentar su influencia y enraizarse más en el poder..
VER TAMBIÉN: COVID 19 y la reproducción social
Han sido coautores involuntarios de esta situación para que su actuar quede escondido bajo el velo del pánico y la crisis. Se han hecho un escudo para improvisar sus salidas de emergencia. Han tratado de distraer al público con situaciones de menor valor y muchas veces han salido con eficacia del paso. Se han logrado esconder para hacer olvidar a los críticos sus malos hechos y obligarlos a pasar al siguiente tema de interés.
Estos voyeristas monetarios parecen no darse cuenta de que su trabajo es brindarle a los más necesitados un sustento, día a día. Su responsabilidad es evitar las filas de hambre y las rebeliones de la penuria. Pero estos maquiavélicos seres distraen el hambre y la sed con espectáculos de desdicha y carnavales de miseria. Buscan dividir a la sociedad con clases y etiquetas. Tratan hacer olvidar lo más necesario con rivalidades entre hermanos en una misma nación.
Los sacerdotes de la escasez han sido capaces de esconder sus verdaderas intenciones hasta ahora. Con el escándalo del virus han visto una ventana de oportunidad para ejecutar sus proyectos sin la atención de nadie. Realizaron tantas partes de su programa como les fue posible. Ahora que los han descubierto con la manos en la masa están tratando de desviar la mirada de los espectadores. Como los falsos eruditos que son, tratan de hacer que nos fijemos en una exhibición panfletaria antes que en sus actos inmorales.
VEA TAMBIÉN: ¿Cambiaremos? Lo dudo
Pero a estos usureros de la esperanza se les olvida que ya no estamos en las épocas de la información unilateral. Ellos piensan que aún estamos en un tiempo en el que sus actividades pueden esconderse detrás de un tiempo de reposo y un par de acciones mediáticas. Ahora sus palabras, actos y pensamientos quedan grabados a fuego en el ideario colectivo gracias a las redes sociales. Se han adentrado en el todavía inexplorado mundo de la inmortalidad informática y no han sabido adaptarse. Han olvidado la primera regla del Internet, "todo lo que publiques será eterno".
Los días de las contradicciones han acabado, ahora serán, como dijo alguna vez Freud, esclavos de sus palabras. Tendrán que rendir cuentas de todo lo que hagan y ya no podrán huir detrás de un muro de humo. Pero, como siempre, sus habilidades para escabullirse de las responsabilidades mejorarán y se adelantarán a los medios actuales de información. Es el deber de los que están cansados de la injusticias y del olvido masivo mantener registro del trabajo de los próceres de la mentira. Utilizar todos los medios que se pueda para visibilizar su carroña estatal y quitarles la máscara que utilizan para confundirnos.
Estudiante panameño en España.