Panamá
Los discípulos de cristo
El martirio siempre ha existido en la Iglesia, y cuando una persona ofrece su vida por mantener intacta su fe, es porque cree firmemente que Cristo es el Señor.
- Monseñor Rómulo Emiliani cmf
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- - Actualizado: 28/8/2023 - 12:00 am
Ya son 21 siglos del seguimiento de Cristo, proclamando su divinidad y su acción salvadora de toda la humanidad. Esto ha costado a la Iglesia millones de mártires en los cinco continentes y una labor humanitaria impresionante. Los testigos de la fe han aguantado cárceles, torturas, prisiones, persecuciones de toda clase, calumnias, destierros y la muerte por asesinato.
Recordemos el imperio idólatra romano con sus coliseos, donde los cristianos por confesar públicamente su fe y no aceptar adorar al César, eran triturados por las fieras o degollados por crueles verdugos, incluyendo las familias de estos valientes seguidores de Cristo. Recordemos las noches en que Roma fue iluminada por Nerón usando como antorchas los cuerpos quemados de los cristianos.
Hace menos de un siglo, en la España que ha dado miles de misioneros al mundo, sobre todo a América Latina, una revolución atea y comunista emprendió en el marco de una guerra civil el asesinato cruel y despiadado de nueve mil (9000) sacerdotes, religiosos y religiosas, y obispos, y la quema sistemática de iglesias y conventos. Eso sin contar con los miles de laicos que simplemente por ir a misa fueron encarcelados y muchos asesinados.
El martirio siempre ha existido en la Iglesia, y cuando una persona ofrece su vida por mantener intacta su fe, es porque cree firmemente que Cristo es el Señor. Y hace pocas décadas el asesinato en El Salvador de quien es hoy san Oscar Arnulfo Romero, arzobispo y otros sacerdotes martirizados en ese país como en Guatemala. Anteriormente en México, dentro de la persecución religiosa también habían asesinados sacerdotes y laicos.
Pero no menos impactante es el servicio para aliviar el sufrimiento de las personas, que ha llevado a la Iglesia a trabajar en asilos de ancianos, leprosorios, manicomios, cárceles, orfanatos, hospitales y escuelas para pobres, e internarse en las más profundas selvas y crear misiones llevando la fe y los adelantos de la época a millones de personas.
Recordemos solo como ejemplo las Reducciones del Paraguay. Todo esto se ha hecho por seguir a Jesucristo como nuestro Señor, por aceptarlo como el Salvador, por experimentar la presencia del Espíritu Santo en nuestra vida, y creer que tenemos un Padre misericordioso. El seguimiento de Cristo hecho de manera radical produce efectos maravillosos en el mundo. La prueba es todo lo que ha hecho la Iglesia en estos 21 siglos y como ha influido en todo el pensamiento universal.
El respeto por la vida, la dignidad del ser humano, el derecho a participar de los bienes de la creación; la promoción de la familia, el derecho a la libertad y a expresar su fe, a la educación, en todo eso ha intervenido la Iglesia.
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