Papel de los adultos mayores en la sociedad
Darles la dignidad que se merecen, hasta el final de sus días, para aliviar el dolor ajeno.
Darles la dignidad que se merecen, hasta el final de sus días, para aliviar el dolor ajeno.
Si en prepandemia este grupo era ya de por sí vulnerable, ahora, que estamos en una profunda crisis que nadie esperaba, debemos crear y reforzar programas en su beneficio. Foto: EFE.
Desde la época ancestral, los adultos mayores han sido objeto de respeto y veneración. ¿Qué ha pasado?
Cuidemos a nuestros ancianos, pues algún día seremos parte de ese grupo. Por su sabiduría y experiencia de los años vividos tienen la capacidad de ser los mejores administradores, psicólogos, maestros, enfermeros y confidentes. Son el pilar y la magia, tanto de un hogar como de una nación. El potencial del adulto mayor no está valorado en toda su extensión.
Hoy en día, es también el sostén de muchos hogares, pues la vida así lo exige. Donde se olvidan de ellos mismos, para trabajar a favor de los demás, aún reconociendo sus limitaciones, pues se dan cuenta que, a medida que pasa el tiempo, van perdiendo facultades, y dan lo mejor de sí mientras pueden.
Entonces, si representan un valor incalculable para una nación, debemos preocuparnos más por dar docencia a los jóvenes, y no mirar para otro lado.
Así como el adulto mayor es la base, luz y alegría de un hogar, así debería ser la familia, la sociedad y el gobierno con ellos.
Darles la dignidad que se merecen, hasta el final de sus días, para aliviar el dolor ajeno. Si en pre-pandemia este grupo era ya de por sí vulnerable, y siempre lo será; ahora, que estamos en una profunda crisis que nadie esperaba, debemos crear y reforzar programas en su beneficio.
¿Qué propongo? Empecemos por ser instrumentos para llevar alegría y luz, sobre todo para aquellos que no cuentan con familia, ni medios para su subsistencia básica. Adoptar un adulto mayor sin recursos en memoria de un abuelito a quien recuerdan. Enfocándonos en incentivar a legisladores a crear y revisar leyes existentes para proteger intrínsecamente a esta población.
Reconociendo el potencial tan gratificante de darles a los adultos mayores su lugar. Imitando los valores morales y familiares de épocas pasadas que ellos representan. Crear y participar activamente en programas de voluntariado para llevar alivio tanto espiritual como material a personas mayores, sobre todo aquellas con grandes necesidades. Y no solamente económicas.
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Muchos adultos mayores se llenan de alegría con solo recibir una sonrisa. Invitar a la empresa privada, que, dentro de sus programas de responsabilidad social, dediquen más recursos tanto económicos como de cultura y enriquecimiento psicológico como terapia física y estimulación mental.
Escribir a nuestros representantes y diputados para que se involucren mas en crear centros completos en cada provincia, con todas las facilidades que estén en armonía con la naturaleza y el medio ambiente. Algo digno que dure por generaciones. Que sea un proyecto de Estado.
Centros de vivienda asistida, comidas a domicilio, transporte especializado, personal bien entrenado.
Creando fincas agroturísticas público privado, donde se pueda no solamente darle una buena vivienda o estadía diurna a una persona mayor, sino también incentivar el turismo en visitas ordenadas, a visitantes o escuelas donde puedan no solamente aprender de las sabias enseñanzas de adultos mayores, sino sobre agricultura, fauna, flora y tantas otras cosas que conlleva una granja de esta índole. E intercambiar experiencias entre mayores y jóvenes.
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Una hortaliza completa de árboles frutales para darles a los residentes un plan nutritivo excepcional, y ayudar a la comunidad con lo restante. Una clínica para que no exista el problema de transportarlos a otras instancias. Allí ellos se sienten bienvenidos y cómodos.
Solicitar a Anati a crear alianzas con la empresa privada o inversionistas, para conceder tierras a aquellos que estén en disposición de emprender centros “pilotos” con avanzada tecnología y equipamiento, con un gran porcentaje para adultos que paguen solamente lo que puedan o nada. En Panamá son muy limitados los cupos para personas mayores no privilegiadas y abandonadas.
Invitar a centros y organizaciones internaciones, como el Instituto Smithsonian, ONU, embajadas, y nacionales como el Minsa, Mides, Mingob, IMA y otros, a trabajar en conjunto.
De esa manera se puede ofrecer una serie de beneficios y cada uno pone de su parte. Con una buena organización.
Solicitar a la contraloría, Tribunal Electoral, gobernadores, alcaldes, representantes, organizaciones religiosas a dedicar tiempo en sus sesiones y crear estadísticas para el éxito de dichos planes.
Hasta ahora, inexistentes.
Y ¿cómo logramos eso? Con muy buena voluntad, y unidos, pues la unión hace la fuerza.
Este grupo pone en evidencia grandes retos. Su salud es precaria, por lo tanto, su necesidad de medicinas y equipos médicos es cada vez mayor.
Sus reflejos son limitados, pero su entusiasmo jamás declina.. Su ansiedad por lo desconocido aumenta con la edad, así que hay que mimarlos y crearles un ambiente digno y feliz, pues miles de ellos no encuentran un lugar donde concentrarse y pasar un día seguro y alegre. Y, a la fecha, no existe ningún centro completo social para este grupo.
Ahora estamos en una profunda crisis que nadie esperaba. Pero definir profundamente las necesidades de un adulto mayor, y su contribución a la sociedad, es que engrandece a una nación.
En esta pandemia, sus necesidades se han multiplicado. Devolvamos todo lo bueno que han hecho por nosotros, resaltemos que sus sacrificios han logrado sus frutos.
El panameño ha sido siempre muy noble y generoso. Confiemos que todos juntos logremos ese sueño.
Jubilada.
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