Historia
¿Qué buscan tras esas rejas?
...nosotros vivíamos en una chocita de cartón escondidos en un parque, mi mamá siempre tosía mucho, hace como tres días desbarató la choza cogió los cartones y nos trajo aquí con los panes que teníamos y me dijo: Lucerito, quédense aquí y cuida a tus hermanos, yo tengo que ir muy lejos, pero no temas que un ángel los vendrá a ayudar y a cuidar.
- Bernardina Moore
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- - Publicado: 12/1/2020 - 12:00 am
Estaba orando, sentada en la mecedora, con los ojos cerrados, de pronto vi correrse un velo y a un costado muy pegadito a mi rostro vi a una señora joven con un niño en brazos acompañada de otros niños pequeños, entre unos 3 a 5 años de edad, paraditos detrás de una reja mirándome fijamente mientras oraba.
Dejé de hacerlo y se congeló la imagen, quedando grabada en mi mente.
Esa es la descripción de lo que vi como a las 8:05am., el viernes 13 de diciembre de 2019, mientras oraba.
Como la imagen se congela en mi mente, es fácil describirla, pero escribir qué significa, no es nada fácil si no recibo inspiración de lo alto.
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Seguí haciendo mis oraciones confiada de que, cpmo ha ocurrido otras veces, se que compartiré con ustedes el mensaje de esa imagen.
Primero Dios.
Rejas pueden ser de una cárcel o tal vez de la cerca de una casa.
En este caso, deben ser de una casa porque no creo que encarcelen a una mujer con niños tan chiquitos.
Amparo De Los Cielos, era una mujer noble, de sentimientos muy solidarios.
Un día, al pasar por debajo de un puente, vio a unos niños acostados sobre unos cartones, le llamó la atención no ver a un adulto, a pesar de haber una criatura de escasos año y medio tal vez.
Se acercó cautelosa para no asustarlos y había una niña que podía tener unos cinco a seis años que tenía cargado al pequeñín.
Amparo le hizo señas para que se acercara, ella apretó al niño y la miró con desconfianza.
La joven, para no despertar a los otros dos que dormían, le hizo señas para tranquilizarla y se acercó con cuidadito y le dijo: no temas, no voy a hacerles daño, solo quiero saber ¿desde cuándo y por qué están aquí?
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La chiquilla, mirándola fijamente y con un destello de ansiedad en la mirada le preguntó: ¿usted es el ángel que nos dijo mamá que nos iba venir a ayudar?
Amparo tragó grueso y quedó en shock, sin saber qué responder.
La niña la miraba con una mirada que Amparo jamás había visto en una niña de tan corta edad.
Recuperándose de la impresión preguntó: ¿dónde está tu mamá?
Con muestras de visible tristeza, la chiquilla contestó: nosotros vivíamos en una chocita de cartón escondidos en un parque, mi mamá siempre tosía mucho, hace como tres días desbarató la choza cogió los cartones y nos trajo aquí con los panes que teníamos y me dijo: Lucerito, quédense aquí y cuida a tus hermanos, yo tengo que ir muy lejos, pero no temas que un ángel los vendrá a ayudar y a cuidar.
¿Ese ángel es usted verdad?
Ya se nos acabó el pan, y señalando a su hermanito dijo y cielito tiene hambre.
Amparo tenía tal confusión en su mente que no asimilaba tanta información junta y viendo la mirada de esperanza en los ojitos azules de la niña, sin estar consciente de lo que decía y hacía dijo: Sí, yo soy.
La chiquilla, sin esperarlo Amparo, sacudió a sus hermanitos (una niña y un varón) que dormían y les dijo entusiasmada: ¡Sofía, Carlitos, levántense!
Llegó el ángel que nos dijo mamá a buscarnos.
Y todos saltaban de alegría abrazándose a Amparo, que emocionada no sabía qué hacer ni qué decir.
No obstante, reaccionando habló así: Bueno, cálmense y vamos a mi casa para que coman algo, después veremos qué pasa.
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¿Les parece?
Todos brincaron diciendo que sí.
Amparo les preparó alimentos apropiados a su edad y a todo preguntaban: ¿esto qué es, cómo se llama esto?
Como en su vida lo habían comido, era lógico su comportamiento.
Amparo sabía que no podía quedarse con ellos así no más, así que sin prolongar el tiempo se dirigió a la casa de una amiga que era trabajadora social y tocó el timbre que estaba junto a la verja de la casa como la vi en la imagen, tal vez con la esperanza de que les compartiera su problema.
Su amiga la recibió extrañada de que estuviera acompañada de tantos niños.
Amparo le explico que, lo que venía a solicitarle prefería hacerlo en un ambiente más familiar y no en una fría oficina.
Acto seguido, la puso en conocimiento de cómo y por qué tenía a los niños y su deseo de conservarlos, mientras ella la ayudaba en el proceso de adopción.
Le dijo: te lo pido como un favor porque sé que tienes los mecanismos legales para hacerlo, y porque no quiero que los lleven a ninguna institución que se encargan de cuidarlos, porque son muy tiernos y necesitan una madre, no muchas personas confundiéndolos, ellos están faltos de cariño acaban de perder a su madre que a estas alturas no se sabe qué le pasó.
Al escuchar esto, la trabajadora social la apartó un poco y le dijo que encontraron una mujer ahogada en un río, aparentemente enferma de pulmonía.
Amparo la interrumpió y llamó a Lucerito, la mayor y le preguntó: ¿cómo es tu mamá?
La descripción de la niña coincidió hasta en el vestir con la encontrada en el río.
Como la tenían en la morgue sin reclamar.
Amparo la identificó como conocida y le dio cristiana sepultura.
Desde entonces, queriendo y pudiendo hacerlo, Amparo adoptó a Lucerito, 6 años, a Carlitos 3 años, a Sofía 2 años y a Cielo 1 año y 2 meses.
Hijos de un hombre entregado al vicio y mal vivir que no es relevante saber su paradero.
Amparo, como su nombre lo dice, amparó en el momento justo y preciso a esas criaturas que esperaban confiados al ángel que los rescataría de la vulnerable situación en que se encontraban.
Valió la pena esperar la inspiración para saber qué buscaban tras esas rejas.
Escritora.
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