Panamá
¿Quién y qué es lo primero en la vida?
- Rómulo Emiliani
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- opinion@epasa.com
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Hay ya pesadas estructuras muy poderosas que impiden el acceso al buen uso de los bienes a grandes sectores de la humanidad. Y el sistema está montado para que existan élites, sean capitalistas o comunistas, que al final de cuentas gobiernan todo.

Es cuestión de prioridades, de una jerarquía de valores, de una pirámide en la que en la cúspide tenga lo más sagrado, lo más importante, lo que es lo absoluto, Dios nuestro Señor, la Santísima Trinidad. Ante el Señor nadie puede estar por encima, porque eso se llama idolatría. Y es un pecado terriblemente ofensivo contra Dios, porque es erigir en el trono donde debe reinar el Señor cualquier realidad creada, persona o cosa, a la que se adora.
Y cuando ves que un grupo, una élite, una casta, un conglomerado a nivel del mundo tiene al dinero como un dios, y le rinde culto, y todo lo mueve para amasar más fortuna, más poder, entonces las tinieblas, el mundo de la maldad toma cuerpo, estructura, se hace monstruo, adquiere fuerza tenebrosa. Y lógicamente las masas siguen siendo marginadas, empobrecidas, subdesarrolladas. Y esta no era la voluntad de Dios, que quería una creación en la que los seres humanos, sus hijos, tuvieran de manera equitativa los bienes que él nos ha dado, y pudieran desarrollarse plenamente. Lógicamente por la libertad y uso de los dones habrá gente que se desenvuelva mejor, como así en una clase de colegio, unos son más estudiosos, otros menos aplicados, y habrá personas que no quieran rendir nada en el estudio. Y eso se notará en las notas. Pues así mismo en la realidad de la creación, en el mismo plan divino, tendremos personas y aún comunidades y países que sobresalgan más que otros por su forma de hacer las cosas. Gracias al libre albedrío, y personas y comunidades que trabajen más, sean más ordenados, administren mejor los bienes, desarrollen mejor las tecnologías, habrá grupos y aún países que sobresalgan sobre otros. Y a ellos habrá que pedirles que ayuden a los menos desarrollados, según la voluntad de Dios.
Pero no es exactamente lo que pasa en el mundo. Hay ya pesadas estructuras muy poderosas que impiden el acceso al buen uso de los bienes a grandes sectores de la humanidad. Y el sistema está montado para que existan élites, sean capitalistas o comunistas, que al final de cuentas gobiernan todo. Y ante eso desde el evangelio, y por amor al pueblo, debemos luchar para ir transformando las estructuras actuales en formas solidarias, fraternales, justas, en donde impere el respeto a la vida y dignidad del ser humano, y las grandes mayorías gocen de los beneficios que Dios ha concedido a la humanidad.
Pero para cambiar al mundo, yo debo primero cambiar. ¿Quién está primero en mi corazón? Es el auténtico Dios, o tengo mis ídolos falsos en el trono de Dios. Si yo soy un idólatra soy un peligro para la humanidad.
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