¿Somos seres arrojados a la muerte?
Es una realidad que el concepto muerte, va unido al término sufrimiento, dolor y enfermedad. Pero, ¿Qué serían estos conceptos si no existiera la trascendencia y la esperanza que brinda el creer en Dios, y que ese Dios promete una vida más allá, después de la muerte?
- Mario Martínez Herrera
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- - Publicado: 29/8/2021 - 12:00 am
En este tiempo pandémico, provocado por la Covid-19, en el cual vemos a tanta gente fallecer, el hecho de pensar en la muerte como próxima se hace frecuente y si no es así, de igual manera, es algo que todos hacemos en algún momento de nuestra vida.
El meditar en la muerte a algunos nos causa pánico, otros tomamos con mucha tranquilidad dicha realidad y otros evitamos pensar en ella, pero el no querer pensarlo ya es pensarlo, o peor aún el evitar cavilar es una muestra de nuestra negación.
Ante esta verdad inexcusable, ¿seremos seres arrojados a la muerte? si fuese así esta vida no tendría sentido. Si Dios nos trajo a este mundo tan solo para morir, eso tampoco tendría razón de ser, y si se diera el caso de que Dios no exista, mucho menos se comprendería la muerte, pues el creer que solo se vive para este mundo significaría que somos seres sin trascendencia, y estaríamos arrojados a la muerte.
Es una realidad que el concepto muerte, va unido al término sufrimiento, dolor y enfermedad. Pero, ¿Qué serían estos conceptos si no existiera la trascendencia y la esperanza que brinda el creer en Dios, y que ese Dios promete una vida más allá, después de la muerte?
En definitiva, que la conclusión sería vivir en un absurdo sin sentido, de solo vivir el ahora que nos llevaría a malgastar baratamente la vida. Sin embargo, la creencia en Dios y en la promesa de la vida después de la muerte brinda esperanza cierta para asumir el dolor, el sufrimiento y la enfermedad que son caminos que llevan a la muerte, e incluso la misma muerte comprendida y asumida desde Dios tiene una connotación distinta, ya no causa miedo, sino que se ve como un camino que todos debemos hacer para llegar a nuestro verdadero hogar.
Estoy sumamente a favor en darle la importancia a toda persona humana desde que nace hasta que muere y considero como muy digno el buen morir que todos deberíamos tener, por ende, ante realidades de enfermedades incurables, el remedio eficaz de acompañamiento son los cuidados paliativos que nos preparan y ayudan a asumir la muerte no como una enemiga sino como una amiga o una hermana como le llamó San Francisco de Asís.
Definitivamente, remedios eficaces no hay ante enfermedades incurables, pero el mitigar el dolor con métodos paliativos, el acompañamiento cercano y personal ayudan muchísimo a la persona que está pasando por esa realidad.
Así que, ante la muerte brindemos los mejores espacios y momentos a quienes lo necesitan con los cuidados paliativos. Y comprendamos que no somos seres arrojados a la muerte, sino todo lo contrario, a la vida. ¡Somos seres arrojados a la vida!
Docente universitario, magíster en Adaptación Social y estudiante de Teología.
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