Indigenizando los nombres indígenas
- Francisco Moreno Mejías
De la noche a la mañana, Panamá ha olvidado los nombres con que tradicionalmente conocíamos a nuestros indígenas. Ahora, los cunas se llaman tulesy Tule Negao Dulenega, la comarca de San Blas; ya no hay chocoes, sino emberásy wounaan; ya no hay guaymíes, sino ngöbe y buglés. Entiendo que se usen estos nombres cuando se esté hablando o escribiendo en las respectivas lenguas aborígenes, pero no cuando nos estemos expresando en castellano. Es como si tuviéramos que referirnos a Groenlandia como Kalaallit Nunaat, a la isla de Pascua como Rapa Nui, a los alemanes como deutscho a los finlandeses como suomalainen.
En nuestro idioma, el dígrafo ng de la palabra ngöbe (ahora la moda es ngäbe) resulta difícil de pronunciar y la diéresis sobre la a, o sobre la o, no tiene ningún valor. Como estas piruetas gráficas son impronunciables en castellano, todos los que hablan por la radio o por la televisión dicen nobeo nabe.
Si hay que referirse a nuestros hermanos aborígenes en su propia lengua, que nos indiquen al menos las reglas fonéticas de sus respectivas gramáticas, porque las desconocemos un buen número de mortales y no sabemos cómo hay que pronunciar dichos nombres.
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