La tercera palabra
Así se titula la obra de Alejandro Casona, que está en cartelera en Sala Gantes del Teatro La Quadra. Marga creyó que iba a enseñar a Pablo, un ‘chico’ criado alejado de la ciudad, quien creció en el estado más puro que puede hacerlo un hombre, en contacto directo con la naturaleza.
La tercera palabra
Marga creyó que iba a enseñar a Pablo, un ‘chico’ criado alejado de la ciudad, quien creció en el estado más puro que puede hacerlo un hombre, en contacto directo con la naturaleza.
Se equivocó. Él fue quien le enseñó a la tutora que habían contratado sus tías para ‘civilizarlo’ acerca de temas respecto de los cuales, en el corre corre citadino -en la selva de cemento- pocas veces ella se había puesto a reflexionar. La hizo descubrir maravillas nunca vistas, que pasan de largo al ojo humano tan contaminado.
Creyó, ella -como muchos de nosotros, quizás yo, quizás usted y solo Dios sabe cuántos más-, que vivía, que vivía a plenitud, porque respiraba, comía, hablaba, dormía, se divertía...
Se equivocó, estaba- como muchos estamos, unas veces más, otras menos- en compartimientos estancos. Él, el iletrado, el ‘salvaje’ (era hosco, desconfiado y le encantaba la cacería, también mirar y contar estrellas como solía hacerlo con su padre) la ayudó a descubrir mundos y a descubrirse.
Ambos se intercambiaron información- vivieron con intensidad y descubrieron la tercera palabra que impacta a la humanidad, en un año en que donde a veces la tutora era alumna.