"Sapos del Cartel" dieron su último brinco en Panamá
- Moscú
Narcos que llegan al país huyendo de las matanzas entre carteles, traiciones, delaciones, armas, lujos y mujeres hermosas conforman la trama ideal de una historia real suscitada en tierras panameñas.
Primera de dos entregas
P olicías élites y la DEA interrumpieron abruptamente el desayuno familiar sabatino en la lujosa finca. Los dos líderes del sanguinario Cartel del Norte del Valle y sus escoltas no atinaron a reaccionar. Fueron traicionados por un antiguo socio que los "sapeó" con la DEA a cambio de una rebaja de condena.
El grito enérgico del policía que anunció el arresto se confundió con el llanto de unos niños. Uno de los hombres más buscado por la DEA estaba allí sentado a la cabeza de un enorme comedor. Cuando vio a la Policía, miró al cielo y solo atinó a espetar: ¡Ay Dios mío!
Arcángel de Jesús Henao Montoya, el segundo al mando del Cartel del Norte, su hermana Lorena (la única mujer del Clan) y una docena de escoltas por fin eran capturados.
Los Henao buscaron refugio en Panamá huyendo de la vendetta desatada en Colombia entre los carteles del Norte y de Cali. Acá contactaron a viejos socios en busca de protección, pero éstos los vendieron a sus espaldas.
Son pasajes ocurridos en Panamá de la trama real que inspiró el libro y la popular serie televisiva "El Cartel de los Sapos" y que no son contados en esta producción. Aquí cayeron varios de sus líderes, otros negociaron su entrega a la DEA en medio de parrandas, usaron la economía para blanquear dinero sucio, traficaron drogas y sumieron a la justicia en su peor crisis.
La finca fue sitiada por 20 policías fuertemente armados que en 15 minutos cumplieron la misión que empezó a las 10:00 a.m. del 10 de enero del 2004. El arresto de "El Mocho" -como apodan a Arcángel por una malformación en su brazo izquierdo- y de Lorena puso fin a la dinastía criminal.
Veinte vehículos policiales sirvieron para evacuar a las 27 personas, entre ellas 12 menores de edad, que vivían con Arcángel y Lorena en la finca La Porcelana, un bello paraje con una extensión de 300 hectáreas, en El Higueronal de Tortí, en Chepo.
Huían de la sanguinaria guerra que se intensificó con el asesinato el 13 de noviembre de 1998 de su hermano mayor, el líder del Cartel del Norte, Orlando Henao Montoya, en la cárcel La Modelo de Bogotá, a manos de José Herrera, el parapléjico que vengó el asesinato de su hermano, el capo del Cartel de Cali, Helmer "Pacho" Herrera.
Arcángel ingresó a Panamá por el Aeropuerto de Tocumen el 31 de octubre de 2003 con un pasaporte falso a nombre de Juan Manuel Cabal. Lorena, los niños y los escoltas entraron después por vías legales con sus nombres originales.
Arcángel fue extraditado a Estados Unidos, en donde fue condenado a 30 años de prisión por una corte de Nueva York por el tráfico de 136 toneladas de cocaína. Lorena fue liberada en mayo del 2004 por la Corte Suprema de Panamá y deportada a Colombia. Después, se convirtió en uno de los detonantes de la peor crisis de la justicia panameña.
Escándalo judicial.
Cuando Lorena llegó a Colombia fue arrestada inmediatamente bajo cargos de lavado de activos provenientes del narcotráfico y soborno de funcionarios.
La única mujer del "Clan Henao" confesó que pagó a altos funcionarios judiciales por protección legal. Su confesión produjo la destitución de cinco fiscales y una docena de funcionarios judiciales colombianos acusados de trabajar para el Cartel.
Un lujoso apartamento en el exclusivo barrio de Paitilla que alquilaron los Henao guardaba cajetas repletas de comprometedores documentos que daban cuenta de los sobornos pagados en Colombia. La Policía panameña y la DEA las incautaron como pruebas.
Pero Lorena no solo produjo una tormenta judicial en su país, en Panamá fue uno de los detonantes de la más severa crisis en la historia de la justicia. En marzo del 2005, el magistrado de la Corte, Adán Arnulfo Arjona, acusó a tres de sus colegas de empañar la imagen del sistema judicial con fallos a favor de narcos, entre los que mencionó a Lorena.
Arjona fue el único de los nueve magistrados que salvó su voto en este fallo. Rechazó los argumentos de sus colegas de que no se comprobó la participación en el narcotráfico de la viuda del traficante, Iván Urdinola, asesinado en la Cárcel de Itagui en el 2003.
Sustentó que Lorena no fue detenida bajo cargos de narcotráfico, sino de enriquecimiento ilícito, por lo que no debió ser liberada, menos cuando la Fiscalía de Drogas la vinculaba con empresas fachada del Clan Henao en Panamá.
La denuncia provocó la movilización de la sociedad civil, la Iglesia y partidos políticos que exigían la depuración del sistema judicial. El movimiento no produjo cambios sustanciales en la justicia.
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