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Abundando en una conmemoración
José Pineda - Publicado:
En un escrito anterior traté de hacerme eco de las actividades conmemorativas al agresivo ataque al WTC que, a nuestra manera panameña, se intentó hacer en un ambiente ecuménico y el comentario obvio fue de que se cumplió con la fecha.Y no era para menos.Entre los muchos comentarios luego de los sucesos de 9/11/01 escuché afirmaciones: "Con este hecho termina históricamente el siglo XX y arranca el XXI", "Llegó el Armagedón del Apocalipsis, 16,16" y otras ocurrencias similares con ciertos visos de realidad.Vale la pena hacer claridad en cuanto el Cap.16 del Apocalipsis y de la palabra "Armagedón" (vocablo muy usado por miembros de grupos religiosos sectarios).El Cap.16 no puede separarse de todo el libro.Habla de las 7 copas.Tiene frases que aplicadas a cualquier desgracia, caen como anillo al dedo."Vayan y vacíen sus 7 copas del terrible castigo" (v.1)."Ahora les ha dado a beber sangre" (v.5)"."Se lo han merecido" (v.5) "Y todos quedaron terriblemente quemados" (v.9) "La gente se mordía le lengua de dolor" (v.10) "Miren, yo vengo inesperadamente como un ladrón" (v.15).Es un lenguaje alegórico y simbólico, escrito en una especie de clave que los cristianos contemporáneos entendían en tiempo de persecución.El gran mensaje: el Bien vencerá al Mal.Es más bien un mensaje de esperanza, aliento y seguridad."Y se reunieron a los reyes en un lugar que en hebreo se llama Armagedón" (v.16).La palabra Armagedón es el nombre del lugar, probablemente simbólico, en el que se juntarán los reyes de la tierra para librar la última batalla contra Dios.Hay quienes consideran que Armagedón, transliteración compuesta del hebreo que significa "Monte de Maguedón", tiene alguna relación con Meguido, ciudad que estaba situada en el extremo norte de un desfiladero que corta el monte Carmelo y que comunica el valle de Jezreel o Esdraelón con una gran llanura costera de Palestina.En ese lugar, desde la antigüedad hasta los tiempos modernos, se han librado grandes y decisivas batallas.Esa posición estratégica, podría ser, según opinión de algunos, el origen del nombre y la razón de que se convierta, en el pasaje citado, en símbolo de la batalla decisiva de los últimos tiempos.(Dios Habla Hoy.Segunda Edición.Pág.294).El ataque a los WTC no fue, por tanto, ningún Armagedón.Ni tampoco el cumplimiento de Apocalipsis 16.No se puede, ni se podrá negar tal catástrofe.Ni tampoco que haya sido es espécimen notorio de lo que se entiende por terrorismo: "Serie de actos violentos para infundir terror".Quizás el más moderno y clamoroso, pero no el único.Todas las lamentaciones y condenas que podamos hacer de acto tan violento que acabó con tantas vidas y causó tantas desorientaciones en lo económico, político y en otros muchos aspectos nunca serán suficientes, nunca acabaremos.Pero en medio de tantas lamentaciones, protestas y condenas sinceras contra tan macabro acontecimiento, en menor escala y casi imperceptiblemente, también se oyeron discrepancias muy objetivas.Afirmaba un escritor: "Lo que es un cataclismo en Estados Unidos es casi insignificante con respecto a la experiencia diaria de millones e incluso miles de millones de pobres y víctimas para quienes las cosas pueden ir peor.Para ellos, los temas más preocupantes son la pobreza, la desigualdad social y étnica, la degradación ecológica, el tráfico de drogas, el SIDA, la corrupción, etc., y éstos, parecen haber sido eliminados de las agendas de la llamada "comunidad internacional"...Entristece lo que ocurrió el 11 de septiembre, pero entristece más el modo de resolver el asunto con represalias de guerras.Los panameños no pueden olvidar lo que fue una invasión.Tantos años de ser socios en la empresa del Canal y ser dependientes económicos, tecnológicos y militares nos obligan a solidarizarnos en la desgracia, pero no de una manera indiscriminada, acrítica e indéntica a la que ellos tienen influenciados por los medios de comunicación que los inducen a ver sus desgracias y acontecimientos muy unilateralmente sin importarle el resto del mundo.Oportunamente, se expresaba el obispo de Chiapas, Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de San Cristóbal de las Casas, en su homilía del 23 de septiembre de 2001: "Todos lamentamos profundamente los actos terroristas contra los centros financieros, militares y políticos de Estados Unidos, sobre todo porque murieron muchísimos civiles en una forma tan criminal y absurda.Pero este hecho debería hacer reflexionar a nuestros vecinos del Norte en por qué son tan odiados por muchas personas del mundo entero.Habrían de ser capaces ce caer en la cuenta de que mucho de su dinero está lleno de injusticias, pues sus empresas se han enriquecido explotando injustamente a nuestros países pobres.Estados Unidos ha generado mucha violencia para proteger sus intereses económicos y ahora cosecha lo sembrado.Ojalá que este lamentable hecho terrorista sea también ocasión de un cambio de corazón para que con su dinero, haga amigos y no sólo socios comerciales".