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¡Apartaos de mí, nunca os conocí!
Silvio Guerra Morales - Publicado:
Su único pecado, dijo ella, es el ser pobres.Ella es especialista en enfermedades de la piel y atiende, con mucha frecuencia, el síndrome de niños con piel reseca y escamosa.Ya en la recepción o sala de espera de la clínica había advertido a un niño que padecía de ese síndrome y que me había impresionado, sobre manera, ver esa tierna criatura que, tal vez, alcanzaba los dos años y que, a tan corta edad, sufriera tanto.Solo pensar que esa enfermedad apareja una terrible comezón o picazón, me alarmaba.Ya dentro del cubículo de la doctora, comenté la impresión que me había causado el niño.Fue entonces cuando ella me dijo: “Usted no ha visto nada señor Guerra, en el Hospital Santo Tomás, a diario, tengo que atender a niños que padecen de esta enfermedad y que, por pertenecer a hogares pobres, no se encuentran tan bien como el niño que acaba de ver en la sala de espera”.Añadía que: “Esos padres no pueden comprar los medicamentos: cremas, lociones, ungüentos, pastillas, etc., dado que, generalmente, las medicinas para atender enfermedades de la piel, son bastantes costosas”.Imaginé: Si el niño que estaba afuera, a juicio de la doctora, estaba bastante bien, ¿cómo estarían los que ella atiende en el Hospital Santo Tomás? La doctora, quien ahora nos atendía en una clínica privada, los describía así: Párpados caídos y ojos salidos, piel del cuello engrosada por las ronchas y la inflamación producida por el rascarse, codos y manos con piel escamosa e hinchados, pérdida del cabello, en fin.Confieso que salí del consultorio consternado.Había asistido allí en ocasión de una pequeña alergia de mi hijo, a Dios gracias, hoy superada y meditando un tanto sobre lo sucedido, pude reflexionar lo siguiente: Hay que interactuar con la gente, tratarlos, conocerlos, hacernos parte de sus padecimientos y sufrimientos para saber que hay tantos que sufren y padecen entre tanto nosotros permanecemos ajenos y fríos, indiferentes, ante tantas enfermedades y frente a semejantes que, a diario, viven un calvario de tristezas y aflicciones.Bueno sería que el Gobierno Nacional y la empresa privada se interesaran en generar propuestas y planes concretos en aras de llevar los medicamentos, las medicinas, a aquellos sectores de la población que no pueden, por carencias económicas, adquirirlos en las farmacias.El caso de los niños que sufren de esta enfermedad de la piel, es apenas un ejemplo triste, entre tantos otros, de enfermedades que mitigan la salud de nuestros niños y que siembran la tristeza y el luto en el corazón de sus familiares y amigos.Abogado.