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Crucigramas, empleomanía y conceptual
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El llenar las casillas correspondientes a las letras de las palabras que integran un crucigrama es uno de los entretenimientos más recurridos por miles de personas.Y no tan sólo porque distrae, sino porque constituye un interesante ejercicio mental al par que ello contribuye a enriquecer el bagaje cultural de la gente.Esto es así porque quien no logra completar en su totalidad las respuestas, puede al día siguiente hacerlo cuando se ofrezca la respectiva solución.En consecuencia, los crucigramas tienen un importante valor educativo.No obstante, sería bueno que quienes los confeccionan, para beneficio de los aficionados a ellos, corrijan un error en el cual caen con frecuencia.El mismo estriba en pretender que una persona sepa con qué otro nombre se conoce determinada población o un río.La respuesta para eso no puede tenerla quien no haya vivido en el lugar.Nadie en toda la América Latina podría decir con qué otro nombre se conocer el río Juan Díaz de Panamá en caso de que lo tuviera.Por lo irreal de esa práctica sería bueno que la abandonasen.Según el diccionario de la lengua de la Real Academia Española, empleomanía es el afán con que se codicia un empleo público retribuido.Y resulta impresionante advertir que personas de alto relieve público y que ostentan títulos universitarios se refieren erróneamente a ella como fuente de empleo.Bastó con que una persona hace algunos años la usara en tal sentido, para que un ejército de papagayos, aves que se distinguen por su capacidad de repetir palabras, la incorporaran a su léxico sin haber consultado un diccionario.Lo mismo ocurre con la palabra conceptual.Hemos escuchado a un buen señor que en un minuto la usó tres veces, siempre disparatadamente.Sería bueno que quienes escuchen una expresión para ellos hasta entonces desconocida, consultaran un diccionario antes de comenzar a repetirla.