Panamá
Edunar-54: ¿Vivir con dignidad o morir sin ella?
En el caso del señor Edunar-54, no existiendo delito, ni siquiera en el más remoto atisbo, mal podría estar de acuerdo con una condena.
- Silvio Guerra Morales
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- - Actualizado: 11/8/2023 - 12:00 am
A raíz del reciente y sonado juicio penal desarrollado en contra del ciudadano Edunar-54, apodo con el que se conoce al señor Eduardo Narváez, reconocido caricaturista, por excelencia y por profesión, me veo en la imperiosa necesidad de volver a publicar, en grado de citaciones, un artículo que publiqué en el mes de octubre del año 2011. Pero, prima facie, consigno el hecho de que conozco de procesos penales, por cuenta propia, en donde se ha advertido una efectiva lesión psicológica, y los tribunales han resuelto lo contrario, es decir, absuelven o archivan las causas.
En el caso del señor Edunar-54, no existiendo delito, ni siquiera en el más remoto atisbo, mal podría estar de acuerdo con una condena que, desde toda semiótica procesal y probatoria, a como también en la más preclara dogmática penal, asentada en nuestro Código Penal, da cuentas de la atipicidad de la acción que desarrolló Edunar, es decir, en ejercicio de su casi perfecto caricaturismo: hacer alusión o referencia a las facciones del rostro de la señora Ex procuradora Kenia Porcell con una dama rusa.
Los funcionarios públicos deben estar por encima de las presuntivas ofensas que a través de imágenes (léase caricaturas) suelen darse en los medios o por cualquier otra vía, entiéndase redes sociales, etc. No puede un funcionario público medir su estatura de "gigante", merced al cargo, frente al pequeño y frágil ciudadano que valientemente lanza caricaturas para ilustrar tal o cual mensaje de ese funcionario. Desde hace siglos ya la caricatura política, que no deja de tener su característica de satírica, viene dando muestras de plasmar en un dibujo todo lo que una muchedumbre pueda decir de un funcionario. Recordemos el protagonismo que en la pre y post Revolución Francesa tuvo la caricatura satírica. Fue ejemplar y trascendental para sembrar en la psiquis popular el mensaje que se quería traducir. Y por ello vamos a condenar al caricaturista?.
Ha faltado introspectiva y perspectiva de análisis, con el respeto de los jueces. Faltó profundidad de razonamiento para enarbolarse con una sentencia ejemplar de absolución. No la condena graciosa que ha sido proferida. Como dije ayer ante un medio televisado: Seguro estoy que ningún Tribunal Superior ni la Sala Penal de la Corte avalarán tan nefasta sentencia que sienta un funesto precedente de ser silenciadora de la voces que se atrevan a disentir con tal o cual funcionario.
Cito del articulo al cual me referí hace doce años atrás: "Los discursos superfluos, carentes de todo vestigio de credibilidad, esos que se lanzan como "cortinas de humo", pretendiendo vender certeza, pero que cual humo así mismo se desvanecen, no pueden seguir siendo la tónica de ninguna forma de gobernar. Añado, tampoco de ningún juez al administrar justicia. Por ello, debemos tener bien claro que hay que seguir denunciando los discursos huecos y atacar, en todos sus frentes, a la corrupción.
Decía ayer, a un colega, que quienes están en actos de corrupción creen "saberlas y conocerlas todas", sin darse cuenta o percatarse que la corrupción es subterránea y que les socava todo la contextura moral, hasta física y espiritual, con el lamentable hecho de que ni ellos mismos se percatan de este proceso de descomposición que termina socavando a las instituciones del Patria. No puede ser cierto que un discurso de aparente moralidad se siga pronunciando y que cada vez sean más evidentes los actos de irregularidades en trámites y procedimientos que dan fe notarial de que se están haciendo cosas muy malas y feas en detrimento de la seriedad a las que debe seguir cada entidad e institución del Estado".
"Así no se construye Patria. La Patria se hace cada día. Se edifica en cada acto de sus hijos e hijas. Se engrandece o empequeñece conforme sean los contenidos éticos o antiéticos de nuestras acciones. Se consolida la nación cuando reafirmamos nuestra vocación de servicio sin que medien mezquinos intereses o egoístas afanes de enriquecimiento ilícito que termina dando prueba de cómo se destruye a una nación.
"La Patria no puede servirse de hijos e hijas indecentes, delincuentes, de hombres y mujeres de malos pensamientos y que ven en el territorio de la nación un pedazo de pastel que hay que comer o devorar como si nada aconteciera y que los demás nada digan ni nada hagan. Asaltar las arcas del Estado es un delito de lesa humanidad, porque de esa arca depende la educación, las obras públicas, los servicios públicos, las inversiones en las políticas de distinta naturaleza que desenvuelve el Estado. Quien asalta o roba al erario público, ya sea de modo doloso o culposo, de modo evidente o solapado, empobrece a los hijos e hijas de la Patria y destruye todo vestigio de permanencia de la nacionalidad."
"Aún estamos a tiempo de reflexionar, de hacer un alto especial y meditar.
No juguemos con nuestros hijos, tampoco con nosotros mismos, y hagamos bien las cosas para dignificar a la nación y a la Patria."
"Ojalá ésta sea una tierra en la que en los próximos años, lustros y décadas, se respire libertad sin miedos, sin cortapisas elevando el respeto a la persona, a la dignidad del ser humano, a su inteligencia, y sin que un puñado de hombres nos vean como orangutanes o cromañones a quienes pueden ofender y denigrar sin que nada nos perturbe o afecte".
¡Dios bendiga a la Patria!
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