Salud
El reto de los 10,000 pasos diarios
Entonces, gozando del tiempo en el retiro, se hace obligatorio tomar medidas que mejoren nuestra calidad de vida porque todos los desgastes que hemos sufrido por la ingesta de fritangas, la dejadez en las hamacas y mecedoras, se pueden revertir si tomas el camino indicado de la salud.
- Jaime Figueroa Navarro
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- - Publicado: 25/1/2020 - 12:00 am
En mis años de mozalbete era natural, como a todos, la actividad física, la comezón por el sudar, hormonas saltando aquí y allá, despejando el alba con el diario trotar desde mi residencia bellavistina hacia el mar, sobre las cuarteadas aceras de la Avenida Balboa, desde el parque Urraca hasta la Plaza de Francia.
Posterior a la faena diaria en las oficinas de IBM, frente al Club de Yates y Pesca, el cambio de atuendo para las puntuales clases de aeróbicos con la instructora Jolieanna Dovo Carbone y sus rigurosos estiramientos y ejecución de ejercicios para cada uno de los grupos musculares.
Detrás de su grata sonrisa había un sargento al que obedecer órdenes.
¡No se le escapaba ninguna!
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Y es que las endorfinas son substancias que emanan del cerebro, altamente adictivas, que eliminan el dolor y crean una sensación única de placer en el cuerpo.
Ellas son irrigadas a través del cuerpo cuando ejercitamos.
Sin saberlo, era un adicto al ejercicio.
El sentir de bienestar, la buena salud de los jóvenes, esbeltez de la existencia, era algo tan existencial como mostrar el torso desnudo en la piscina sin un tris de vergüenza, ni camisetas o ropajes de disimulo.
A mediados de la década de los ochenta del siglo pasado fui objeto de una asignación a las oficinas centrales de las Américas y el Medio Oriente de IBM en el poblado de North Tarrytown, Nueva York.
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Siendo este un traslado de varios años, gozamos de una semana de lo que llaman "look and see" donde recibíamos y tasajeábamos los pormenores de nuestra nueva vivencia.
La selección de esa cápsula de tiempo no podía ser mejor porque en Panamá se fraguaban los años negros de la dictadura militar y ello nos permitía un escape de la triste realidad istmeña.
Mis hijos Jaime Enrique y Patricia Mercedes cursarían primer grado y kínder, por ende, para mi era más importante alejarnos lo más posible de las secuelas de la ciudad de Nueva York y encontrar un bosque aislado que sirviera de pintoresca introducción a la "vida americana".
A una hora de mi oficina, la agente inmobiliaria nos traslado al poblado de Ridgefield en el aledaño estado de Connecticut.
Allí nos enamoramos de una casita estilo alpino de tres pisos de madera en una ladera con un pequeño lago al frente. 51 Eleven Levels Road.
Como indica su nombre, la calle contaba con once niveles de lomitas y bosques preñados de venaditos, mapaches y ardillas con el brusco retumbar de los sapos toros del lago.
Lozano trote al alba entre refrescantes neblinas antes de emprender el camino a la faena, una hora de manejo.
Retomando el timonel de la vida, ya 4 décadas han transcurrido desde aquellas vivencias.
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Lo más preciado que poseemos en la vida no es solo nuestro cuerpo, es nuestra salud.
Le tomamos solamente en serio al perderle, resultado de nuestras erróneas decisiones sobre su cuidado y desvelos.
La vejez es más una dejadez, majadería y rutina a quemarropa sin movimientos que van erosionando la calidad.
Es un periodo para el cual ahorramos, o no, recibiendo una pensión cada vez más estrecha por la inevitable inflación.
Es en este momento que debemos tomar la decisión de no gastárnoslo todo en médicos, hospitales y medicamentos.
Es una decisión que apoyará la calidad de vida del resto de nuestra existencia.
Entonces, gozando del tiempo en el retiro, se hace obligatorio tomar medidas que mejoren nuestra calidad de vida porque todos los desgastes que hemos sufrido por la ingesta de fritangas, la dejadez en las hamacas y mecedoras, se pueden revertir si tomas el camino indicado de la salud.
Y una de las reglas claves son los 10,000 pasos diarios.
Conviérteles es una adicción, adquiere un reloj esos que miden la cantidad de oxigeno en tu sangre, las palpitaciones de tu corazón, las horas que has dormido y el número de pasos que transitas en el diario vivir. El reloj es más barato que una botella de whisky y si te va a resolver.
Los 10,000 pasos diarios mejorarán a gritos tus resultados de laboratorio, hasta lograr estabilizar los niveles de tu sangre.
Mejor aun es una invitación a una dieta sana, arcoíris de frutas y vegetales, con cocciones de cócteles diarios saludables de desayuno, huyéndole a la azúcar y la sal.
Ensaladas al cenar en lugar del postres.
Verás cómo cambia tu vida y mejora tu aspecto, hazlo no solo por ti sino por tus nietos.
Un nuevo amanecer para que fallezcas lo más joven posible a la edad más avanzada, disfrutando de cada abrazo en el camino, del olfateo de los rosales y el amor de tus seres queridos.
Líder empresarial.
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