Panamá
Farmacias municipales: ¿una opción o una utopía?
- Ing. Helmut De Puy / helmutdepuy@gmail.com / @Helmutdep / opinion@epasa.com
Atenderte en un centro de salud sería bastante económico. Lo lamentable es que cuando te recetan algún remedio para alguna patología en particular resulta que las farmacias de los centros de salud están desabastecidas, no pueden ofrecerte el medicamento que el doctor te recetó.
El oligopolio de medicamentos que hay en nuestro país está afectando enormemente a la población panameña; principalmente a la población más vulnerable y a la clase media. El acceso a los medicamentos es verdaderamente costoso y en los centros de salud y hospitales de uso público, casi no encontramos la mayoría de los medicamentos que más se necesitan por el desabastecimiento al que nos enfrentamos.
De partida tenemos que empezar por la modificación de la ley de importación de medicamentos, pero una solución más viable sería crear farmacias populares municipales con medicamentos económicos importados directamente de las fábricas, que sean accesibles a la mayor parte de la población. De esa manera, no tendríamos que obligar a las micro y medianas farmacias, a que bajen los precios de forma obligatoria, ya que los gobiernos locales serían los responsables de proveer a la mayor parte de la población los medicamentos que generalmente escasean.
Es increíble que el Gobierno tome la decisión de reducir un 30% de una lista de medicamentos, sin contemplar el impacto comercial que causa en las micro y medianas farmacias, afectando directamente su margen de ganancia, y/o su supervivencia. En vez de enfrentar el problema de raíz y obligar a los importadores y distribuidores a bajar el precio exorbitante que tienen la mayor parte de los medicamentos en comparación con los precios que maneja la región, o abrir la importación, decide establecer un plan de reducción que afecta directamente a los micro y medianos empresarios del sector de medicamentos.
Todos sabemos que esta no es la solución.
Si cada municipio de nuestro país pudiera implementar dentro de sus respectivos distritos una cadena de farmacias municipales con medicamentos a bajo costo, creo que sería una de las soluciones más viables para enfrentar este tema.
Cabe destacar que es un problema que data de muchos años, pero con el agravante del aumento del combustible y el alto costo de la vida, los medicamentos también se han encarecido, y es algo bastante alarmante, porque en el resto de los países de la región encontramos precios hasta 800% menos de lo que cuesta en nuestro país.
Tomando en consideración que la falta de voluntad por hacer las cosas bien por parte de nuestros gobernantes, es el estandarte que ha dirigido este periodo de tres años nefastos de administración pública, no podemos esperar que mejoren las cosas, ya que cada decisión que toman es peor que la anterior.
Pongamos un ejemplo: situémonos en Las Garzas, un corregimiento nuevo dentro del distrito capital, o sea, en plena ciudad. Nos encontramos con que las personas solo tienen acceso a los pocos medicamentos que puedan acceder en los centros de salud y en los hospitales de uso público. Prácticamente inaccesible ir a una farmacia. Sin embargo, si en el municipio de Panamá existiera una dirección de farmacias y medicamentos de trabajo conjunto con las juntas comunales para desarrollar micro farmacias con las que podamos llevar el acceso de medicamentos a todas estas áreas distantes de la ciudad, la calidad de vida de los residentes del distrito capital mejoraría enormemente.
Hoy por hoy se puede decir que enfermarse en Panamá es un lujo bastante costoso, porque no solo el precio de los medicamentos es alto, sino también las tarifas de consulta, las intervenciones quirúrgicas, los insumos médicos, y la mano de obra profesional. Y el Gobierno no brinda un sistema de salud apropiado y de calidad para que la gente no tenga que gastar excesivas cantidades de dinero en salud privada.
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Atenderte en un centro de salud sería bastante económico. Lo lamentable es que cuando te recetan algún remedio para alguna patología en particular resulta que las farmacias de los centros de salud están desabastecidas, no pueden ofrecerte el medicamento que el doctor te recetó, lo que conlleva a tener que comprarla en una farmacia privada. Ahora, con el colapso farmacéutico al que hemos llegado por la medida que tomó el presidente de la reducción del 30%, estaremos peor que antes, no sólo nos enfrentamos al desabastecimiento de las farmacias de nuestros hospitales públicos, sino que nos enfrentamos a la clausura cierre o negación de la venta de los medicamentos por la mala decisión que ha tomado el gobierno de afectar a los microempresarios del mundo farmacéutico.
En esta columna ofrecemos siempre alternativas de soluciones, porque gran parte de los males vienen de las críticas sin aportes. Lo único que cabe preguntarnos es si las autoridades están dispuestas a escucharlas o no. Si no destapan sus oídos, tendrán por un lado una población furiosa por los precios o por la falta de medicamentos, la quiebra de las farmacias medianas y pequeñas, y a cuatro mil personas aproximadamente buscando trabajo. Es nuestro deseo más ferviente, que el gobierno encuentre soluciones que permitan mantener la institucionalidad del sistema democrático. Pero por favor no cometan el error de darnos un remedio que sea peor que la enfermedad.
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