La demagogia en la política o la política demagógica

“Quienes construyen castillos en el aire, construyen, falsas promesas”.

Esto fue lo que Martín hizo durante su campaña política en el 2004; prometió cero corrupción, más seguridad, menos pobreza.

Durante su presidencia, sus promesas se han ido esfumando, como bolas de humo a lo largo y ancho del espacio microcósmico de este país.

Si observamos su actuación durante todos estos años en la Presidencia, nos percataremos que ha ocurrido todo lo contrario a lo que prometió.

La pobreza se ha incrementado de tal manera que en lugares del interior, rurales y marginados del país, se están muriendo niños por falta de atención médica, por desnutrición y parasitismo.

Esto asombra al más sensitivo de los hombres, ya que muchos de estos infantes, por la falta de alimento y de atención médica, tienen el estómago pegado al espinazo.

Enfermedades que se pensaba habían sido erradicadas del territorio nacional, vuelven a azotar a la población.

En cuanto a seguridad, la situación es caótica, porque la incertidumbre se ha apoderado del país, de tal manera que ya nadie puede decir que está seguro ni en su propia casa.

Mientras la violencia y la criminalidad van a galope, como los cuatros jinetes del Apocalipsis, las medidas que ha tomado el gobierno en el plan de seguridad van a pasos de tortuga.

Pero cómo no es así, si Martín prometió actuar con la mano amiga, más que con mano dura.

El resultado, un país que vive en la zozobra, por el índice en el aumento de la criminalidad y la violencia, que se dan días a días.

Lo de cero corrupción, ni se diga, a más del adecentamiento administrativo, este gobierno se ha dedicado a poner de por medio sus intereses personales, despilfarrar la economía, usufructuarse de los bienes de la nación.

Han utilizado la administración publica, y han hecho de ella una máquina de enriquecimiento, han utilizado la administración pública para hacer contactos con la narcomafia y el lavado de dinero.

Esta situación la hemos observado desde los más altos niveles hasta los más bajos en la pirámide de jerarquía.

El hecho más reciente ha sido el señalamiento de un narcomafioso a la candidata del oficialismo Balbina Herrera, de haberle tocado la puerta para intercambiar favores por millones de dólares.

Utilizaron la influencia del poder para darle protección y refugio a un individuo acusado en Colombia de haber lavado millones de dólares producto del narcotráfico.

El nuevo presidente, que indudablemente será Ricardo Martinelli, tendrá que fumigar la Administración Publica, adecentarla de la corrupción, y llevar a los tribunales a los que se hayan enriquecido ilícitamente.