La milpa de Teodoro Linares en Ojo de Agua

El Salvador es tierra de sequías impredecibles, por lo que sitios donde mana el agua son de suma importancia. Por ello en casi todos los departamentos hay caseríos llamados Ojo de Agua. Los hay en Chalatenango, Cuscatlán, Zacatecas y Usulután. Sin embargo Ojo de Agua Fría, está en el municipio de Santiago de la Frontera, en la frontera con Guatemala.

Allí entrevisté en 1988, en su finquita de tres manzanas, a Teodoro Linares Linares. Hablamos de su milpa donde siembra maíz y frijol para la casa, su participación en un vivero forestal comunal y sus salidas a cortar café en fincas grandes en el volcán de Santa Ana a fin de ganar efectivo.

Su español era la variante rural salvadoreña con sus términos para árboles, animales, suelos, medidas de superficie, distancias y pesos.

Era el octavo año de la guerra civil. Muchas palabras perdieron su significado original, como “grupo”, reservado para la guerrilla.

“Cuando uno va a empezar la agricultura lo primero que hace es el guataleo, limpiar la tierra en marzo y abril. Cuando viene mayo tenemos las tierras listas. Trabajo que lo hacemos a base de machete o cuma. Hay personas que les gusta quemar la basura (hojarasca). A mí no porque me sirve para que la tierra no se erosione. Además, al siguiente año, la tierra está abonada. Si quemamos, la tierra queda pelada, entonces en una tormenta recia ahí están las erosiones. Si no la quemamos la carriliamos a nivel del terreno. Cuando es demasiado gruesa se amontona. Nosotros esperamos hasta que venga la lluvia. Hay quien siembra antes de llover, maíz y frijol, la mayoría esperamos llueva para sembrar.”

“En Salvador van dos años no llueve en mayo, ha venido lloviendo primeros días de junio. Ya que haya hierba vamos a fumigar, con gramaxone, atrasina, que no deja nacer mucho el monte, aunque el zacate sigue creciendo.”

“Primero sembramos el maíz. El frijol se siembra aparte. Se puede intercalar maíz con frijol, pero es otro sistema. Se tiene que sembrar los surcos de maíz más abiertos, a una brazada, dos varas de ancho. Ahí vamos a sembrar frijol, hasta primeros de agosto. Le llamamos frijol de agosto. El de mayo no es que se siembre en mayo, llegamos sembrando todo el mes de junio. Si lo siembra por el 20 en delante de mayo, viene saliendo a principios de agosto. De ahí preparamos la tierra y volvemos a sembrar frijol de agosto porque el maíz no se puede sembrar. Las lluvias se van temprano. El año pasado se fue el 26 de septiembre. Por eso no se dieron frijoles en El Salvador. Hubo una gran sequiya y entró en junio.”

“El de segunda aquí, en Ojo de Agua, empezamos a sembrar del 1 en delante de septiembre. Llegamos sembrando hasta el 20 y recogiendo a fines de noviembre. Ahorita la mayoría está arrancando el frijol. Después recogemos el maíz, lo tapiscamos, lo destusamos, porque no tenemos máquina, con una estaca. Lo despodridamos para que el maíz quede bonito. Si le ponemos máquina, no sale la calidad buena”.

“Guardo lo que consume mi familia, 10 cargas de maíz y frijol 2 cargas. A más de eso hay que guardar la semilla. Se dejan otras 3 cargas. Lo que sobra va al mercado. Lo llevo a Santa Ana. Hay bastantes personas que compran solo maíz y frijol. Ahorita el precio está bajo, a 280 la carga de frijol y el maíz a 75 colones. No van de acorde con lo que uno compra.”

“Ese dinero sirve para comprar lo que uno no produce, jabón, sal, arroz, manteca. La mayoría guarda su cosecha. Solo va vendiendo lo que necesita. No la vamos a vender de un solo viaje. Hay quien lo guarda en el banco. Hay quien no. No es gran cantidad. Nosotros aquí tenemos graneros donde guardamos, caben 9 cargas, unos 18 y ahí se guarda la cosecha y ahí se cura y cuando hay necesidad sacamos una carga o más y ahí va pa' la ciudad a obtener billetes y de allá traemos lo que necesitamos. Así es la manera de vivir aquí”.

“En verano, enero en adelante, hay tres meses ya que uno ha recogido la cosecha, voy a cortar café. A veces salgo solo, a veces me llevo tres de la familia, las hembras. Hacemos dos quincenas. De ahí salgo a otra finca, al volcán de Santa Ana, cerca al cráter. Es lejos y cuesta llegar. Voy a hacer mis dos quincenas. Trabajo dos meses fuera de mi trabajo de la agricultura. Aquí sale a cortar el 40%, el 60% se queda porque tienen más tierra y negocios. Hay años que la cosecha de café es buena y años en que es mala” .

Antropólogo