La vida
Lo que pasa es que vivimos tan rodeados de vida que cuando nos enfrentamos a su abandono nos choca, nos asusta y nos obliga a replantearnos nuestros dogmas. La muerte, ese antónimo que encadenamos a la vida, no es más que el próximo paso, una mirada a la existencia del infinito.
La vida
Nuestro tiempo en ella es corto, esporádico, pomposo y barroco. A todos nos toca por igual, pero de manera distinta. El concepto que define lo que nos define son solo cuatro letras que intentan abarcar las miles de millones de historias que han sucedido en esta piedra que llamamos casa. La vida es, por ambigua y vertiginosa que sea, uno de los secretos mejor guardados de los andares del Destino. La razón del por qué estamos donde estamos, en el momento preciso para crear, a partir ;"nuestra vida", un cristal que se incruste por la eternidad en el vacío del tiempo es, a falta de una mejor definición, la epopeya más asombrosa en la que hemos incursionado. La vida, sencilla y humilde como lo es, solo necesita que la vivan. Esa es la única regla que existe. La vida está para vivirla.
Pero no hemos sabido apreciarla, no hemos descubierto la manera de elevarla, de disfrutarla. El hedonismo y la eudaimonia, el blanco o negro, las categorías que no nos permiten crecer en los coloridos grises que nos rodean, han causado en todos nosotros una ceguera que impide utilizarla a nuestro beneficio. Nos encontramos en un vacío conflicto acerca del sentido de su presencia en esta dimensión. Nos hemos acostumbrado tanto a siempre tenerla cerca que ya la damos por sentado, suponiendo que siempre estará aquí, justo junto a nosotros, pero vivimos ignorantes en los segundos sin saber si el mañana está tejiendo la conclusión.
Lo que pasa es que vivimos tan rodeados de vida que cuando nos enfrentamos a su abandono nos choca, nos asusta y nos obliga a replantearnos nuestros dogmas. La muerte, ese antónimo que encadenamos a la vida, no es más que el próximo paso, una mirada a la existencia del infinito. La muerte no es más que la culminación de la banalidad de los actos para darle paso al refinamiento de los recuerdos. La vida no termina con el cuerpo de la que fue integrante, la vida se transforma. Se convierte en verdes praderas de largos y fríos riachuelos. Se metamorfosea en la tierra de los tristes pinos olvidados en la montaña. La vida transmuta en más vida cuando la vida se acaba.
Eso es lo bello de la cualidad de estar vivo, poder seguir viviendo. Haber nacido para sentir y disfrutar cada sensación. Porque ya no somos solo un conglomerado de células que se ayudan entre ellas ni un organismo que busca encontrarse, somos restos de estrellas que buscan regresar al espacio. Somos lo que creemos ser, somos más de lo que nos imaginamos, somos conscientes de que vamos a morir y eso es una ventaja. Somos lo que creemos ser, una vez que interiorizamos la idea de un final la historia se vuelve más bonita, le encontramos moraleja al cuento y aprendemos de lo conocido. Porque la inmortalidad es aburrida y repetitiva, la invulnerabilidad es anodina y cansina, ser mortal es estar vivo; ser mortal es vivir el hoy.