Las vidas asociadas a un árbol de mango
Una diversidad de vidas pueden desarrollarse asociadas a un árbol de mango, con una cadena alimentaria bien definida con productores, consumidores y descomponedores, como líquenes, musgos, algas, hongos, ardillas, iguanas, murciélagos, lagartijas, sapos.
- Randy Atencio Valdespino
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- - Publicado: 24/6/2020 - 12:00 am
Las tierras panameñas albergan una riqueza biológica impresionante.
Muchas veces pasa por desapercibida toda la vida que alberga un solo árbol de mango (Mangifera indica L.), aquel cuyos frutos degustamos maduros con sus variantes colores amarillos a anaranjados o preferidos verdes para ensaladas, frutos ricos en carbohidratos, grasas, proteínas, vitaminas, minerales entre otros nutrientes.
¿Cuánto puede crecer un árbol de mango hasta su edad adulta?
De 20 a 30 metros de largo, puede variar.
¿Cuántos años puede vivir?
De 80 a 100 años, en atención a diversos factores.
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Cuando el período lluvioso se inicia en el interior del país, la temperatura y la humedad relativa se incrementan en nuestro caluroso clima tropical, en estos momentos se incrementa la actividad de la vida en los árboles de mango.
Son miles de vidas en su estructura y alrededores inmediatos donde están establecidos diversos microhábitats.
En la amplia copa del árbol encontramos ardillas (Sciuridae), murciélagos (Phyllostomidae) y pericos (Psittacidae) buscando mangos maduros, así como iguanas (Iguanidae ) buscando hojas para alimentarse.
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A lo largo de su tronco y ramas, entre y sobre la superficie o corteza se distribuyen musgos (pequeñas plantas no vasculares), líquenes (alga y hongo en asociación simbiótica), entre una gran diversidad de hongos.
Sobre la corteza se crean caminos, canales y escondites para diversos insectos, incluyendo hormigas (Formicidae), picudos (Curculionidae), embiópteros (Embiidae) y termitas (Termitidae), algunas construyendo canales y nidos en horquetas.
Espacios también aprovechados por otros artrópodos como ciempiés y milpiés (Chilopoda).
Pero igualmente es normal ver larvas, pupas y adultos de lepidópteros (Nymphalidae).
Todos estos artrópodos atraen pájaros carpinteros (Picidae) y talingos (Icteridae) para alimentarse.
Las hojas, principalmente verdes, albergan piojos de la corteza (Amphipsocidae), cochinillas (Diaspididae), ácaros (Tetranychidae), entre otros artrópodos, pero también brinda espacio para el crecimiento de pequeños hongos a lo largo de las hojas.
En las noches no es extraño observar sobre el follaje carábidos (Carabidae), chinches (Pentatomidae), mantis (Mantidae), cocuyos (Elateridae) y luciérnagas (Lampyridae), estos últimos conocidos por la capacidad natural que tienen de emitir luz.
Muchas de esas hojas van a caer para hacer un tapete multicolor, de colores marrón, amarillo, verde, que se transformará en un manto de materia vegetal junto a los mangos que habrán de caer.
Este manto de materia orgánica reciclará nutrientes al suelo debajo del área de la copa del árbol que se transformará en un semillero de vida, incluyendo plantas pequeñas y medianas, entre hierbas y hojas anchas (Dioscoreacae, Poaceae entre otras familias), aquellas que logren sobrevivir bajo la gran sombra del árbol.
Manto debajo del cual viven lombrices (Lumbricidae), nematodos (Nematoda), sínfilos (Symphyla), colémbolos (Collembola), entre otros organismos; así como bacterias, hongos y otros microorganismos.
Sobre este tapete se encuentra gran diversidad de insectos caminando en busca de alimento como las hormigas carpinteras (Camponotus sp.), hormigas aterciopeladas (Mutillidae) y otras que establecen su nido en el sitio como las arrieras (Atta sp.) para recolectar hojas para cultivar un hongo (Leucocoprinus gongylophorus) para alimentarse dentro de su nido.
Pero igualmente se observan diversas especies de arañas saltadoras (Salticidae) y larvas de crisopas (Chrysopidae) cubiertas de basura como camuflaje para capturar pequeños artrópodos para alimentarse.
Los frutos al madurar o al ser empujados por animales desde la copa caen al suelo para transformarse en alimento de una gran diversidad de organismos.
Antes de caer muchos tenían larvas en desarrollo de mosca de la fruta (Anastrepha sp.), una vez en el suelo por previas rasgaduras por animales o golpes al chocar contra el suelo la cáscaras sufren rasgaduras brindando alimento y espacio a la vida.
Avispas (Vespidae), abejas (Apidae), moscas del vinagre (Drosophila sp.) y mariposas (Nymphalidae) buscan posarse y alimentarse sobre estos frutos, esa pulpa amarilla rica en carbohidratos y otros nutrientes se transforma en alimento para miles de organismos vivos, incluyendo hongos y bacterias, que también luchan por llevarse parte de esta bendición de la naturaleza.
Dicho piso nutritivo es visitado durante el día y la noche por lagartijas (Iguanidae), sapos (Bufonidae), borrigueros (Teiidae), lagartijas Mabuya (Scincidae), zarigüeyas (Didelphidae), armadillos (Dasypodidae), entre otras pequeñas especies de animales vertebrados buscando su porción de alimento.
Donde es normal escuchar el zumbido de enjambres de mosquitos (Culicidae).
Es increíble la diversidad de vidas que pueden desarrollarse asociadas a un árbol de mango, con una cadena trófica o alimentaria bien definida con productores, consumidores y descomponedores.
Por esa razón cuando se corta o tala un árbol se acaba de inmediato con miles, hasta millones de vidas, ahora imagínese cuando se tala una hectárea de bosque en Panamá.
Cortar un árbol es borrar la historia de vida de la naturaleza.
Preservar nuestra flora es una alternativa, es cuidarnos a nosotros mismos.
Si hay un aprendizaje que la pandemia de COVID-19 nos ha dejado es que ha llegado el momento de tomar conciencia de nuestro comportamiento hacia la naturaleza.
Como humanos debemos buscar una continuidad sostenible de nuestra sociedad considerando el medioambiente.
Ingeniero Agrónomo
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