Mi causa es el Reino
Mi causa es el Reino
Cuando uno descubre el misterio del Reino de Dios, que es el de participar en la construcción de un mundo nuevo, donde la solidaridad está por encima del egoísmo, la paz en vez de la violencia, el amor por encima del odio. Donde vence el perdón y la reconciliación sobre la pugna, el encontronazo y la rivalidad insana. Donde la solidaridad es la manera de responder al dolor humano. Donde la práctica de la compasión activa nos lleva a la acción de acuerdo a nuestros carismas y recursos para aliviar el dolor del próximo y nos hace sentirnos útiles y participes de un plan divino de restauración de la humanidad. Donde descubrimos que es mucho más lo que nos une que lo que nos divide a todos los seres humanos. Que somos primero ciudadanos del mundo y toda la humanidad es mi hermano, y luego miembros de nuestras naciones, raza, credo político, religioso, empresa, negocio. Que luchamos contra todo fanatismo que al final destruye al que consideramos contrario o rival. Cuando nos sentimos enviados por Dios para ser semilla buena que se desarrolla en ambientes a veces muy difíciles, donde la cizaña crece a nuestro lado, pero experimentamos la fuerza del Espíritu que nos permite superarnos y convertirnos en trigo que luego será molido y llevado al horno y hacerse pan que alimente a muchos, entonces en verdad estamos participando en el Reino aquí en la tierra.
Somos del Reino si descubrimos que Dios tiene todo el poder y la gloria. Que él es invencible y es el primero en todo. Que merece toda nuestra adoración y tenerlo siempre presente. Que sin él nada bueno podemos hacer. Pero que con él todo es posible. Que sabemos que Dios sostiene el universo después de haberlo creado. Que nadie puede contra él. Que creemos en la vida eterna, y trabajamos para la eternidad. Que aquí no tenemos casa ni tierra permanente. Que vamos camino hacia el cielo.
Pero si somos partícipes del "Anti Reino", eso se notará en la manera que promovamos la injusticia, la destrucción del prójimo a base de calumnias, engaños, sobornos, chantajes; Nuestras obras siempre dirán lo que somos. Si somos capaces de provocar más pobreza, marginación, y hundimos al prójimo en la desolación y la parálisis de sus facultades y recursos, si nos convertimos en el lobo del hombre, y lo vamos reduciendo a la mayor insignificancia, entonces nos hacemos aliados del Anti Reino, por lo tanto de las tinieblas y al final secuaces del Padre de la mentira, del diablo, cuya intención es destruir toda la obra de Dios.