opinion
Militarismo, intransparencia y desplantes
VÃctor A. Santos J. - Publicado:
Salvo los obsecuentes y los interesados que siempre justificarán y celebrarán todo lo que haga "su gobierno", el del PRD para los PRD, la mayoría de las panameñas y panameños no estamos de acuerdo con los proyectos militarizantes que, con desplantes típicamente cuartelarios (que consiente y tácitamente aprueba quien allí lo puso), amenaza con imponernos, "desde ya", el señor que ocupa el ministerio de Gobierno.Insistir en aprobar mediante un decreto-ley, urdido a espaldas del pueblo, un mamotreto militarista con la excusa falaz de que es necesario para combatir la inseguridad y luchar contra el narcotráfico, aparte de ser una abierta confesión de la incapacidad gubernamental para asumir sus responsabilidades, es un insulto al sentir nacional.La jugarreta no puede ser más burda.Lo que se pretende con la apurada reforma por trasmano de "los mal llamados estamentos de seguridad" (la seguridad tendrá cualquier otra cosa pero no estamentos) es resucitar las extintas "fuerzas de defensa", bajo un mando unificado y en abierta violación de la Constitución.¿Por qué la prisa en aprobar, sin una amplia y previa discusión pública, un asunto de tanta trascendencia? ¿Por qué se enroscan y revuelven cual serpientes de cascabel los personeros del gobierno cuando se les cuestiona por el incumplimiento de sus promesas de transparencia, cuando sólo se les exige que abandonen los tapujos y salgan de la trastienda en que se han encerrado mientras partean su siniestro engendro?En repetidas ocasiones el señor de las "Ds" prometió, hace ya muchísimos días, que haría del conocimiento público "su paquete de reformas integrales a los "estamentos" de seguridad".Pero ahora, cuando justificadamente se le reclama su incumplimiento, poniendo en evidencia su falsa metamorfosis, se sale por la tangente y recurre a la jerga que aprendió en las extintas "fuerzas de defensa".Si el señor Delgado se considera "irrespetado" por el reclamo ciudadano para que deje las evasivas y someta "su proyecto" a una discusión pública, ello sólo es explicable porque su mentalidad sigue anclada en su pasado militar, que añora los tiempos de la dictadura, cuando él y sus colegas mandaban e imponían.Que el flamante ministro, con su poquísimo talento para el humor político utilice frases sarcásticas y epítetos a los que sólo él les encuentra la gracia, para desestimar las críticas a su pobre desempeño, desde luego, no debe sorprendernos; el responde a su naturaleza esencial.Y, por otra parte, no creo que debamos elevarlo a la condición de blanco para nuestra justificada exigencia de que el gobierno respete a la ciudadanía y deje de burlarse de la inteligencia colectiva.En fin de cuentas, se supone que no es él quien manda.La exigencia ciudadana debe enfocarse en pedir cuentas al señor Torrijos.El es quien debe dar las explicaciones que exige el país.Si su ministro se siente envalentonado y hasta se atreve a fanfarronear con sus alardes militaristas es porque "de arriba se lo consienten y lo alientan".Si es así de simple, no perdamos nuestro tiempo discutiendo con las ramas que, si están torcidas, sólo existen porque nacieron y se alimentan del tronco.