opinion
Nacionalismo de principios vs nacionalismo de tarifas
Gaspar Collazos S. - Publicado:
Entonces, eran tiempos frenéticos de lucha por el rescate pleno de nuestra anhelada soberanía; de una lucha a veces comparable al intento afanoso de incendiar el mar.Una brega infatigable y denodada que prendió en el espíritu de jóvenes, hombres y mujeres antes de la República, después de su advenimiento y durante toda su existencia; pues, así como según el magnífico parangón de Lucrecio, en la antigua carrera de las lámparas, se transmitía de uno a otro corredor la luz encendida.En esta perenne y concienciadora lucha liberacionista de recio y acendrado nacionalismo que algunos apátridas de hoy alegan que "no se come"; que es un fenómeno desfasado, obsoleto; sin considerar que los ideales y aspiraciones de un pueblo no son ráfagas mágicas que hoy se muestran y mañana desaparecen, lo cierto es que en esta contienda generacional no hay sitio para los desilusionados, ni para los logateros, truchimanes y morcones morales a ultranza.¿Quién podría ignorar aquella jornada heroica del 12 de diciembre de 1947? cuando jugara un papel protagónico, decisivo, la juventud panameña, encabezada por la gloriosa Federación de Estudiantes de Panamá, que en denodadas y patrióticas gestas, en heroicas y valientes jornadas bañadas por la sangre de nobles inmolaciones, ha conferido a la juventud estudiosa del pueblo panameño un sitial de vanguardia en el irrebatible y denodado propósito nacional de no ceder jamás un milímetro en nuestra recia, irreprimible, inmutable e inevitable posición nacionalista.Una juventud que jamás ha dado su brazo a torcer y que compenetrada ha luchado y aún se mantiene en la brega por alcanzar la liberación nacional y arrancar la humillante y lacerante coyunda imperial que nos ha mantenido aherrojados y sometidos a toda clase de abusos, vejaciones, intervenciones militares con las que ha destrozado vidas y elevado el número de mártires como los del 64 y del 89; este último tártago al punto de un sanguinario genocidio que arrasó al humilde barrio chorrillero, con la misma saña y crueldad aplicada por las hordas hitlerianas en la Segunda Guerra Mundial.Hoy, sin embargo, resulta verdaderamente doloroso, vergonzoso que, los mismos paladines que bregaron ayer con tanto ardor, tesón y excelsa nobleza y "consagrado patriotismo", sean voceros autorizados del actual gobierno en cargos de muy elevada jerarquía; quienes como personeros de Palacio, conjuntamente con el auriga presidencial, se oponen radicalmente a compartir la genuina y comprometida determinación de su copartidario; un ciudadano de principios, de reciedumbre nacionalista indoblegable, de sólida y vigorosa integridad moral y consumado patriotismo, espíritu público, orgulloso de su identidad nacional, amante del terruño que lo vio nacer y, sobre todo, empeñado en brindar sus esfuerzos, su inteligencia y determinación de dejar para la posteridad su impronta de Tribuno en la defensa de los más altos y caros intereses al servicio de su pueblo, de su nación y de su patria.Su posición no puede ser más noble y excelsa, cosida como está a la urdimbre inconsútil de la virtud, la dignidad y la entereza que todo ciudadano panameño, raizal, debe ostentar en aras de su prestigio personal, de su nombre y de sus seres queridos."Creemos nos dice el Tribuno, HL Oydén Ortega Durán que nuestro país puede caminar hacia adelante, pero no hay cabida para posiciones que no sean lograr la plenitud soberana de la República de Panamá, sobre todo cuando está próximo el año 2000".Nacionalista aguerrido por formación y disciplina académicas, forjado en aquellas gestas ardorosas y acedas, recurrentes e ímprobas y sin desmayos, en permanente militancia en la gloriosa Federación de Estudiantes de Panamá y con el desbordante y denodado afán de mantener incólume el ideal por alcanzar la meta, el objetivo único y sagrado: patria libre, independiente y soberana.Quién osaría negar el precioso y singular apotegma de F.J.que reza: "En toda la historia de un pueblo, su momento más sublime llega cuando despierta de su sueño; cobra por primera vez conciencia de sí mismo, piensa en sus derechos sagrados y en el deber eterno de preservarlos."Como es incontestable, podríamos asociarlo con el propósito que anima "El Nacionalismo de Principios" que suscribe y defiende el Tribuno del Pueblo Panameño, Oydén Ortega Durán.En cambio, los apologistas del "Nacionalismo de Tarifas", liderizado por el ciudadano presidente, se contrae a "negociar" hoy sabemos que fue una vil y gratuita entrega de nuestro territorio, sin haberlo solicitado el gobierno de Clinton la permanencia de las tropas militares norteamericanas en nuestro territorio más allá del año dos mil; y en flagrante y alevosa contravención del Tratado Torrijos Carter; el cual establece como límite de la presencia de esas fuerzas, "el mediodía, hora de Panamá, del 31 de diciembre de 1999".En fin, se queda uno anonadado y se conturba y se avergüenza, además, al constatar hasta qué punto puede llegar una persona arrastrada por el hambre de poder y la codicia insaciables.A causa de lo cual, en el Palacio, todo está tarifado: dignidad, honor, estima, integridad moral, nacionalismo y patriotismo.Y su lema, elevado a la categoría de Himno es uno; y tan antiguo como el mundo."Chremata, Chremata Aner" ("Su dinero, su dinero es el hombre").Nada más.Nada menos.