Opinión
Panamá y el desafío de integrarse al Mercosur
- Ing. Helmut De Puy/Ciudadano Construyendo futuro/[email protected]
Es importante destacar que la intención detrás de esta posible adhesión no es perjudicar, sino abrir nuevas puertas para Panamá.
Ingeniero. Helmut De Puy Foto. Cortesía
La posible entrada de Panamá al Mercosur ha generado un intenso debate nacional. Como ocurre con todas las decisiones importantes, esta iniciativa no ha estado exenta de críticas.
Para algunos, representa una oportunidad de oro para expandir nuestros horizontes comerciales y fortalecer nuestra presencia en el escenario internacional. Para otros, es una movida que podría exponer nuestros productores a riesgos innecesarios.
Como sociedad, debemos mantenernos atentos y bien informados sobre estas propuestas, ya que es nuestro derecho y deber examinar cada decisión del gobierno. Sin embargo, oponernos por el simple hecho de oponernos no nos lleva a ninguna parte.
Si no se buscan acuerdos internacionales, se señala al país de aislamiento; si se toman pasos para integrarnos a bloques como el Mercosur, surgen voces pesimistas que dicen que eso no nos beneficiará realmente. Lastimosamente, hagas lo que hagas, siempre habrá una parte insatisfecha.
Sin embargo, es importante destacar que la intención detrás de esta posible adhesión no es perjudicar, sino abrir nuevas puertas para Panamá.
La entrada al Mercosur permitiría diversificar nuestras exportaciones, fortalecer sectores claves de nuestra economía y posicionarnos estratégicamente en un mercado más amplio.
Por supuesto, ningún tratado está exento de desafíos, y es lógico que se analicen con cuidado las condiciones y así evitar que puedan afectar a nuestras industrias nacionales.
Lo que no podemos ignorar es que Panamá necesita mirar hacia adelante. Vivimos en un mundo globalizado, donde cerrar puertas nos dejará rezagados.
El Mercosur, más que una amenaza, puede ser una oportunidad para replantearnos cómo competimos y aprovechamos nuestras ventajas comparativas. Pero esto requiere una visión a largo plazo y la disposición de asumir riesgos calculados.
Por supuesto, habrá ajustes necesarios y sectores que podrían necesitar apoyo para adaptarse a esta nueva realidad. Pero la solución no puede ser estancarnos por miedo al cambio. Si el gobierno no hace nada, lo criticamos, pero si toma decisiones también es señalado.
Es momento de reconocer que las decisiones valientes son necesarias, aunque no siempre populares.
Entrar al Mercosur podría marcar un antes y un después en nuestra historia comercial. Dependerá de todos, gobierno y sociedad, aprovechar esta oportunidad para convertirla en un impulso hacia el desarrollo.
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