Problemas en la formación del médico panameño
Problemas en la formación del médico panameño
Al igual que muchos países Panamá, en cuanto a la formación de jóvenes médicos, confronta serios problemas con un par aristas que aún parecen no ser apreciadas claramente por parte de las autoridades. Asuntos que dan lugar a una serie de inconvenientes conexos que de no tomarse en cuenta oportunamente podrían sumir a los aspirantes de esta noble y necesaria carrera en un calvario de decepciones y frustraciones.
Para comenzar, la gran cantidad de escuelas formadoras de médicos. Escuelas por lo demás muy bien organizadas académicamente, pero algunas de ellas con modestas exigencias para el ingreso a tamaña carrera o graduar a los estudiantes y en las que una vez comienzan se les inicia un proceso docente con mentalidad de "fábrica de producción en masa". Para finalmente obtenerse una calidad de discentes que deja mucho que pensar, sobre todo cuando observamos con mucha frecuencia los mismos grupos de universitarios que llegan casi siempre de primeros a las plazas de internado o bien de dónde procede la mayoría de los aspirantes a las residencias de especialidades.
Por otro lado, una vez graduados los chicos se enfrentan al serio y cada vez más frecuente inconveniente de la larga espera por el internado. Requisito indispensable para obtener idoneidad y en donde todos afinamos el rapport, las técnicas de atención y nuestra capacidad diagnóstica/terapéutica. Sin embargo, desde hace varios años, llegar al internado se ha vuelto una verdadera arrebatiña debido a las plazas limitadas, lo que deja a muchos aspirantes varados hasta por más de un año y sin poder aplicar sus conocimientos ni poder trabajar.
No se me ocurre una fórmula óptima para manejar esto. Pero sí pienso que los requisitos para avalar y mantener la formación de jóvenes médicos deben contar con un estudio serio de necesidades en el país, que no existe en este momento. Así como no permitir bajo ningún concepto la producción masiva y sin control de médicos.
Pero suponiendo que aún con controles sesudos, bien intencionados y realistas dejamos de producir médicos a manos llenas, ¿qué pasó con el internado?, he aquí otro inconveniente, a mi juicio un poco más fácil de resolver. Tenemos un atavismo histórico con el asunto de prestar dos años de internado obligatorio. Si bien la génesis de esta política pudo haber rondado en pretender mano de obra accesible con el "premio" de la idoneidad, en donde las primeras prácticas del "estado del arte" se volvía la punta de lanza de estas rotaciones, es bastante razonable. Pero hoy día con el advenimiento de las prácticas en los laboratorios de simulación y las rotaciones clínicas o "externados" que realizan los estudiantes de medicina dentro de la carrera, ya muchas de estas pretensiones originales se cumplen a cabalidad antes de culminar los estudios. Siendo así, ¿por qué no eliminamos un año completo de internado y trocamos las plazas del segundo año en plazas de primer año?, de esta manera automáticamente duplicaríamos la oferta de estas rotaciones y asunto resuelto.
No es la intención generalizar estas ideas como un atentado contra el derecho de cada quien a estudiar lo que desee, ni mucho menos desalentar el estudio de la medicina, pero sí comentarlas bajo el concepto que debe primar el bienestar del país sobre los deseos individuales y así procurar evitar los problemas que una descontrolada política educativa de salud pueda acarrear en nuestra sociedad. Nuestras autoridades, las universidades y los gremios médicos bien organizados tienen del deber de actuar pronto, con determinación y certeza en esta situación.