El sector primario y su resiliencia económica durante la pandemia
... durante el tercer trimestre, el sector primario aportó $50.9 millones más que en el tercer trimestre de 2019, mientras que el sector secundario y terciario aportaron $1,290.5 millones y $1,163.3 menos, respectivamente; los números indican la sensibilidad de las actividades económicas a las condiciones impuestas por las decisiones políticas para manejar la pandemia.
- Enrique A. Sánchez Galán Quintero
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- - Publicado: 07/1/2021 - 12:00 am
La fortaleza del sector primario puede explicarse por la función que tiene en cuanto al aprovisionamiento de alimentos y de materia prima que suple las necesidades prioritarias de la población. Foto: EFE.
La resiliencia es la capacidad que tiene un ente para sobreponerse ante situaciones adversas; las estadísticas sectoriales de 2020 demostraron la resiliencia económica del sector primario, mientras que los sectores secundario y terciario, su debilidad.
Según estimaciones del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), el aporte de la agricultura, ganadería, caza y silvicultura, durante el tercer trimestre de 2020, fue por el orden de $269.9 millones, es decir, $1.5 millones más en comparación con el tercer trimestre de 2019 ($268.4 millones).
Para el mismo periodo, la pesca aportó $49.1 millones, frente a los $41.5 millones de 2019; la explotación de minas y canteras alcanzaron un aporte de $ 362.0 millones, lo que equivale a $41.8 millones más que en 2019 ($320.2 millones). En otros términos, para el tercer trimestre de 2020, la categoría agricultura, ganadería y silvicultura creció un 0.55%, la pesca un 18.24% y la explotación de minas y canteras un 13.07%.
Lastimosamente, los sectores secundario y terciario se quebrantaron a causa de las medidas de restricción comercial y de movilidad para frenar el contagio del virus, lo que a su vez afectó la demanda y, por consiguiente, la estabilidad de la producción. Lógicamente, esto se puede explicar por la naturaleza de las actividades de ambos sectores, los cuales están en función del movimiento comercial y de la movilidad del consumo.
Para el tercer trimestre de 2020, las industrias manufactureras produjeron $ 149.1 millones menos en comparación con el tercer trimestre de 2019 ($506.2 millones), correspondiente a una disminución de 29.45%. Para el mismo periodo comparativo, el aporte del suministro de electricidad, gas y agua cayó un 8.17%, mientras que el de la construcción presentó una disminución de $1,104.6 millones, equivalente a una disminución de 70.49%, ya que en 2019 aportó $1,516.5 y, en 2020, unos $462.6.
El aporte de las actividades económicas del sector terciario también sufrió una disminución considerable. El comercio al por mayor y al por menor cayó 21.72%; la hostelería y la restauración disminuyeron 75.40%; el transporte, almacenamiento y comunicaciones cayeron 10.16%; la intermediación financiera decreció 2.14%; las actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler sufrieron un desplome del 40.45%, equivalente a 427 millones menos que en el tercer trimestre de 2020; los servicios de educación privada disminuyeron su aporte en 10.57%; las actividades de servicios sociales y de salud privada crecieron por el orden de 5.15%, siendo esta la única actividad con saldo positivo para esta categoría; y, por último, otras actividades comunitarias, sociales y personales de servicios (casinos, loterías y otros), cuyo aporte cayó 22.12%.
En términos sectoriales, durante el tercer trimestre, el sector primario aportó $50.9 millones más que en el tercer trimestre de 2019, mientras que el sector secundario y terciario aportaron $1,290.5 millones y $1,163.3 menos, respectivamente; los números indican la sensibilidad de las actividades económicas a las condiciones impuestas por las decisiones políticas para manejar la pandemia. También, expresan la fortaleza del sector primario ante un choque externo de magnitudes globales.
Esto puede explicarse por la función que tiene el sector primario en cuanto al aprovisionamiento de alimentos y de materia prima que, en gran parte, suple las necesidades prioritarias de la población y, es mucho más significativa, ante un escenario de ralentización del comercio internacional y de la producción para la exportación.
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La enseñanza, que aún no terminamos de aprender, es lo imperioso de establecer una estrategia nacional que incorpore al sector primario y el desarrollo rural en su agenda política; quizás hoy no hay crisis alimentaria por fortuna, ya que el sector primario, principalmente las actividades agropecuarias, han sido descuidadas por años; y la desidia ha sido tramada por los grupos importadores de alimentos y sus representantes que han tomado posiciones políticas para normar a la medida de sus intereses.
Sin embargo, en crisis resalta la importancia del sector primario y su resiliencia, convirtiéndose en un seguro nacional para la sobrevivencia de la población panameña.
Profesor universitario / Facultad de Ciencias Agropecuarias / Universidad de Panamá.
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