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Servicio exterior y ayuda externa
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Con ocasión de recibir del gobierno del Japón una donación de B/3.8 millones para el desarrollo de un interesante proyecto pesquero artesanal en Azuero, el ministro de Relaciones Exteriores, José Miguel Alemán dijo que "la política exterior de Panamá se ha encaminado de manera prioritaria a la canalización de la cooperación internacional" hacia nuestra nación.La ayuda fue resultado de la exitosa gestión ejecutada por nuestra cancillería ante el gobierno japonés y su representación diplomática destacada en nuestro país.Se trata de una buena noticia que con un mínimo esfuerzo y sentido de servicio público, podría multiplicarse por diez.Bastaría para eso que se giraran claras y terminantes directrices para ese propósito, esto es, para fomentar y atraer ayuda externa hacia Panamá, como exitosamente hacen naciones vecinas.La semana pasada nuestra vecina Costa Rica, a través de su canciller, Roberto Tovar, y Canadá, representada por su embajadora en ese país, Louise Léger, firmaron un convenio de donación de B/.4 millones para "la capacitación y asistencia técnica en materia de comercio internacional".Los fondos están destinados a mejorar los procesos de "implementación de tratados de libre comercio, trámites aduanales, estrategia de negociación, estudios técnicos", de modo que - según el funcionario costarricense - pueda "sacársele provecho a los acuerdos comerciales"; y a dicho de la embajadora Léger, pueda mejorarse la capacidad de entender tanto los beneficios como las obligaciones lo cual "marcará una diferencia en la calidad de Costa Rica como socio comercial".Nuestra vecina ha celebrado tratados de libre comercio, entre otros, con Chile, México, Canadá y el resto de América Central.Este convenio de ayuda, refuerza la agresiva política de expansión e integración comercial de Costa Rica, constituyendo un modelo a seguir por Panamá.Tres vías se advierten a simple vista para gestionar este tipo de ayuda.Una es el contacto directo con los embajadores de los países desarrollados destacados aquí.Otra es la vía de la frondosa representación diplomática que tenemos en el extranjero.La última, sería a través de los viajes del canciller, la presidenta Moscoso y sus vicepresidentes.Pero esa gestión debe ser cuidadosamente planeada y programada anualmente, con arreglo a una estrategia que contemple el seguimiento y la participación de los sectores interesados dentro del país (industrial, comercial, educativo, agropecuario, tecnológico, turístico, etc.).En cierta medida, es una forma de sacar más y mejor provecho al gasto exterior.Las embajadas deben erigirse en bastiones de promoción permanente de Panamá en el extranjero.Para eso, sin embargo, requerimos de una visión estratégica de corto y mediano plazo.No más embajadas ociosas, ni para la satisfacción de egos ni de intereses personales o políticos.Las oportunidades no esperan.