Superando a Trump
... la nefasta ausencia de la mitad del voto latino, notamos un vertiginoso aumento en el voto preelectoral, sobremanera en la población joven, entre 18 y 29 años y las mujeres, de todas las edades, que no favorecen a la actual administración.
Trump, insulta a sus contrincantes y a todo aquel que le lleve la contraria. Foto: EFE.
La metamorfosis de Estados Unidos hacia la normalidad debe iniciarse el próximo martes, resultado de unas elecciones donde, ignominiosamente, la mitad del electorado latino no votará. Resulta inaudito que posterior a superar las dictaduras, el relajo y el juega vivo de sus raíces, los nuevos inmigrantes, la porción más creciente del electorado norteamericano, acoja la mala costumbre de no ejercer el sufragio en su adoptada cuna de la democracia.
Mala costumbre, tomando en cuenta los insultos y el resurgimiento del racismo, siempre presente, durante la caótica administración de Trump.
El voto, o la ausencia de él, trae consecuencias nefastas, según hemos aprendido, resultado de las últimas elecciones donde Hillary Clinton, a pesar de obtener 3 millones más de votos que Donald Trump, perdió las elecciones por aquella regla del juego, el Colegio Electoral, que sarcásticamente da mayor valía a un voto de Wyoming que de Nueva York, en una nación que supuestamente valora la igualdad, estampada en su Declaración de Independencia.
No obstante, la nefasta ausencia de la mitad del voto latino, notamos un vertiginoso aumento en el voto preelectoral, sobremanera en la población joven, entre 18 y 29 años y las mujeres, de todas las edades, que no favorecen a la actual administración.
Sin adoptar carices partidistas, cosa que resulta muy difícil por las marcadas diferencias de los candidatos, iniciamos nuestro análisis con la personalidad de los jugadores claves.
Por un lado, Trump, indiferente e incompetente, a pesar de autodenominarse el mejor presidente en la historia después de Lincoln, que otorgó la libertad a los ciudadanos negros en 1863, ha resultado el peor.
Insulta a sus contrincantes y a todo aquel que le lleve la contraria, marcadamente las damas, rebajando la majestad del puesto. Un niño malcriado, hijo de un billonario, que todo lo que toca lo arruina.
"La Presidencia no cambia lo que eres, revela quién eres", son las palabras de su predecesor Barack Obama, durante un reciente discurso. Hay que tomar el puesto en serio, no dedicar la mayoría del tiempo al golf, ver programas de televisión y twittear hasta el sofoco.
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Por lo general, los votantes en Estados Unidos, reeligen un presidente si las cosas van mejor económicamente que hace 4 años. A los únicos que les va mejor son a los billonarios que han aumentado su peculio gracias al generoso recorte de impuestos para los más ricos.
Recientemente nos enteramos que Trump pagó $750 de impuestos el año de su elección, es decir, menos que un maestro. ¿Cómo es eso posible? ¿Cómo es posible que el presidente de Estados Unidos tenga una cuenta bancaria secreta en China? ¿Panama Papers? El evento de la década debe ser Trump Papers.
La cereza sobre el pastel es la homicida falta de un plan para el manejo de la pandemia de la COVID-19.
Con un nuevo récord de víctimas esta semana, la inacción por parte del gobierno norteamericano arroja 9 millones de casos y 230,000 muertes en Estados Unidos. En lugar de escuchar a los científicos, les insulta, sugiriendo inyectarse cloro para limpiar el cuerpo.
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En vez de portar mascarillas y servir como ejemplo, la Casa Blanca, sarcásticamente, se ha visto invadida por el virus.
Aun así, pretende eliminar el plan de salud conocido como la Ley del Cuidado de Salud a Bajo Costo, instaurado por su predecesor en 2010, que protege a 23 millones de personas de bajos ingresos, en medio de la pandemia, sin contar con un reemplazo, a pesar de afirmar lo contrario.
Para ello, nominó y aprobó una nueva juez en la corte suprema en tiempo récord. Y esta canallada por el simple hecho que la ley es conocida como Obamacare.
En un mundo repleto de claras evidencias del cambio climático resultado del acto del hombre, Trump sale del Acuerdo de París negando el camino hacia energías renovables limpias para beneficio del lobby de energías fósiles.
Podríamos continuar con un rosario de razones para el cambio, a sabiendas que estas verdades no serán del gusto de los que le apoyan. Por falta de espacio no cubrimos las virtudes de su contrincante.
Ello no es necesario, es de todos conocidas: decencia, empatía, dignidad, respeto y un plan de gobierno.
Líder empresarial.