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Tomás Moro
Juan Jované - Publicado:
Tomás Moro, injustamente decapitado por “razones de Estado” el 6 de julio de 1535, fue un hombre excepcional.El hecho de haber sido miembro de la Tercera Orden de San Francisco, un reconocido escritor humanista, Canciller del Reino, Santo mártir de la Iglesia Católica, considerado por varios tratadistas de la cuestión social, como el padre del llamado socialismo utópico, así lo demuestran.Como tal, su legado intelectual, humanista y de compromiso ético reviste una particular importancia.En el plano de las ideas sociales se destacan las reflexiones que encontramos en su Utopía, obra que fue publicada por primera vez en 1516 en Lovaina, logrando ocho ediciones en seis ciudades diferentes en tan solo cuatro años, convirtiéndose así en una especie de “bestseller” internacional de su época.En esta obra, en la que Moro se refiere, con no poca ironía, a Inglaterra como un país donde las ovejas se comen a los hombres, se muestra como su agudo talento lo llevaron a captar tempranamente el conocido fenómeno de los cercamientos, el que ahora llamamos acumulación primitiva, esto es el proceso de expulsión de los campesinos de las tierras, que los convierte en seres completamente desposeídos de todo medio de vida o de producción.Va más lejos el autor al proponer que la base de los problemas sociales está en la búsqueda insaciable del lucro monetario.“Donde todo se mueve por el dinero – se dice en Utopía – difícilmente se logrará que la cosa pública se administre con justicia y se viva con prosperidad”.Moro no se queda, sin embargo, en el diagnóstico, sino que, además, establece lo que considera son las bases de una sociedad armónica, cuya finalidad debe ser el más pleno desarrollo de todas las personas que la componen, donde el derecho a la vida, la vivienda, el trabajo y la educación sea igual para todos, siendo la clave para lograr todo esto el desarrollo de la más amplia solidaridad humana.Tomás Moro no fue lo que hoy podríamos llamar un simple teórico carente de una práctica social y política.Fue un hombre de la acción concreta sostenida en una visión ética.Un ser humano capaz de gozar a plenitud la vida pero, antes que nada, comprometido con sus ideas, dispuesto al mayor sacrificio por mantenerlas y vivir de acuerdo a ellas, quien tuvo, además, la sabiduría de no tratar de imponérsela a nadie.Fue esa decisión y entereza que lo llevó a decir ya cerca de su muerte que no podía permitir que el temor lo dominara.Moro, junto a Gandhi, Martin Luther King y Monseñor Romero, constituyen hoy, en medio de la crisis política, social, económica, cultural y ética que nos agobia, puntos de referencias insoslayables del humanismo.De ellos debemos admirar su humildad, su inteligencia y, principalmente, su decisión de mantener a toda costa una práctica consecuente con sus ideales.Ellos fueron hombres para todas las épocas.jovajun@yahoo.com