Turismo: 'Aburridos de estar en casa'

Posterior a dos años de encierros, limitaciones y de comprender de alguna manera como se vive al estar limitado de libertades, a pesar que solo algunas, ya la humanidad en todas las geografías del globo terráqueo está sedienta por viajar.

En muchos casos la pandemia ha permitido un ahorro, precario o significativo, al limitar las actividades de grupo. Las damas, por ejemplo, no se han visto obligadas a maquillarse o a visitar el salón de belleza más cercano, a menos que la presencia de sus cónyuges así lo requiera, que debe ser en solo casos risibles. Los caballeros, al verse limitados en visitas a cantinas o sitios de ocio, esperemos hayan acumulado pesetas y regenerado su perfil lipídico.

Entonces, el momento de echarse una canita al aire ha llegado, sobretodo que la vasta mayoría de la población entiende el enorme beneficio de la vacunación y ha actuado responsablemente en cuanto al respeto al protocolo sanitario. Apoya significativamente la perdida del temor que Omicrón, la ultima versión de covid-19, solamente espeta síntomas leves en los vacunados.

A raíz de un tratamiento médico, me he visto obligado a viajar a Miami dos veces, por un par de días, en enero y febrero. Para mi sorpresa, los billetes aéreos pululan los $200, es decir, treinta y pico dólares más caros que lo que resultaría un vuelo doméstico entre Tocumen y David. A pesar de la nociva inflación en los mercados mundiales, el costo de viajar, de hacerse bien la tarea, resulta más económico que anterior al inicio de la pandemia.

El turismo ha sido afectado, sobre todo en los sitios de mayor auge que han visto sus economías cercenadas por la ausencia de viajeros, Panamá, que no es un magneto al turismo, aunque por sus magnánimes atributos debiese serlo, también ha sufrido el embate de la ausencia del turismo.

Es por ello, que, con más razón, debiésemos aceitar el motor en momentos de pausa. Inaudito, resulta, por ejemplo, que en el aeropuerto de Tocumen el tramite migratorio sea expedito pero la poca afluencia de turistas se vea afectada por los extendidos e inaceptables periodos en el recibo de sus equipajes, a veces de hasta una hora, como resulta el caso del vuelo de Iberia desde Madrid que aterrizó este martes con una hora de adelanto, solo para vivir el espectáculo dantesco de los turistas alrededor del carrusel de maletas esperando y esperando, como si estuviesen en un episodio del otrora favorito programa televisivo "Cámara Escondida".

Este tipo de eventualidades afea, disminuye, agria la experiencia del viajero justo a su inicio. Al inicio de mi carrera en IBM, hará unas 4 décadas, contábamos con una medición conocida como "elapsed time", que media el tiempo recorrido desde el recibo de la llamada de un cliente que le aquejaba su equipo y la llegada del equipo técnico a su despacho. A pesar de contar con el equipo más caro en la industria, liderábamos en esta medición clave con un promedio de una hora y media, comparado con las más de seis horas que demoraban nuestros competidores. Esta medición clave era monitoreada mensualmente para asegurar los máximos niveles de satisfacción de nuestros clientes. Se pregunta uno, como no puede asimilarse el mismo proceso en Tocumen, que se jacta de su modernidad, cuarenta años después en el proceso de entrega de equipajes, entre otros.

Las líneas de cruceros se han volcado de un extremo al otro, recientemente anunciando la no obligatoriedad del porte de mascarillas a bordo de sus barcos en destinos fuera de Europa. La mayoría de los destinos permiten viajar a todos aquellos que cumplan con los requisitos sanitarios de vacunación. El mundo, poco a poco, reabre sus puertas para que pueda disfrutar de un éclair de chocolate en una patisserie parisina o magnificas pastas en un refectorio de Trastevere en Roma. ¡Aproveche el momento y disfrute la vida, que solo es una!