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Un sistema educativo anacrónico
Guy De Puy - Publicado:
Desde hace más de 50 años, con la Ley 47 de 1946 se estableció la Ley Orgánica de Educación, que en su fin idealista buscaba que la misma fuera igual para todos sin discriminación para nadie pero, especialmente, que se enfocara para las clases más necesitadas, de manera que el país avanzara.No obstante, con el pasar de los años, la desidia por el sistema educativo ha sido el obstáculo que impide la transformación educativa tan necesaria e imperante para intentar llevar a este país por mejores rumbos.Cada año lectivo nos causa malestar ver el estado deplorable, por decirlo menos, de las escuelas, ni mencionar de la forma como están afectados los estudiantes por la fibra de vidrio en los salones a causa de los malos trabajos de empresas que sólo buscaron lucrar con el sector más sensible de la sociedad y que hoy pasa por la peor crisis de su historia.No quisiera ni mencionar el tema del FECE, por que nos parece increíble cómo personas inescrupulosas pudieron pensar en apropiarse fondos que debían ser usados para apoyar la labor de enseñanza-aprendizaje en las escuelas más necesitadas, y que paradójicamente existen todavía en pleno siglo XXI las llamadas escuelas-ranchos que, a falta de un local adecuado, los estudiantes tienen que dar clases en estos “albergues”.Nos gustaría conocer porqué se deben hacer las mismas inversiones todos los años sobre situaciones que podrán resolverse con un poco de sentido común.Por ejemplo, vemos con extrañeza cómo se equipa un laboratorio completo de computadoras, y a la semana los amigos de lo ajeno lo desvalijan y, al año siguiente, el Ministerio de Educación debe reponerlo.El Ministerio de marras replica que no hay presupuesto para celadores, pero, entonces, ¿si hay para reponer lo hurtado en las escuelas?Todos los años los educadores pernoctan en la sede de selección de personal docente, humildes panameños, esperando cumplir con su labor docente; pero la respuesta para la gran mayoría es que no hay vacantes disponibles y aún así, los que son nombrados se dirigen a su escuela a dar clases y se encuentran con un plantel convertido en una verdadera ruina, digna de una novela de Dante.¿Se puede imaginar que, al ser nombrado, el educador empieza un peligroso periplo al centro de trabajo, sea por aire, río, mar o tierra, para cumplir su obligación docente y que, a la quincena, le digan “su cheque no llegó”? Créanme, no es una imagen agradable ver la desesperación del mismo al no poder afrontar sus obligaciones, y aún así el Ministerio le exige “cumplimiento de su obligación” en detrimento del bien más valioso de una nación, que es la juventud ávida de conocimiento, que serán los ciudadanos honorables del mañana.“Es detestable esa avaricia espiritual que tienen los que sabiendo algo, no procuran la trasmisión de esos conocimientos”.(Miguel de Unamuno)