Veo tu poder y tu gloria en todos lados
Veo tu poder y tu gloria en todos lados
Señor, cómo no verte si estás presente en todos lados. Desde que creaste todo hace trece mil millones de años está tu mano divina en todas las moléculas y átomos, en todas las partículas subatómicas, protones, neutrones, electrones. En la formación de las galaxias, en la extensión de estas, dos mil millones de ellas se calculan, en un universo que se sigue extendiendo.
Tu poder divino se manifiesta en los 200 mil millones estrellas que hay en nuestra Vía Láctea, una de las galaxias que existen. Ya lo dice el salmo 8: Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que creaste….
Pero donde te vemos con más asombro es en el ser humano, creado a tu imagen y semejanza. Lo hiciste poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y honra; todo lo pusiste debajo de sus pies, sigue diciendo el salmo 8. En él se manifiesta tu gloria no sólo en su maravillosa composición física: un cerebro que contiene 86 mil millones de neuronas, sino en todos sus órganos, músculos, huesos. Pero sobre todo en su alma, donde se refleja mejor quién creo al ser humano.
Este es capaz de crear las más hermosas composiciones musicales: Bach, Mozart, Beethoven, Schubert, Chopin, y otros miles de compositores, desde los más sencillos en las áreas rurales, hasta los grandes músicos en todas las culturas. Genios en la escultura como Donatello, Miguel Ángel, Bernini, Rodin, y miles más en la historia, sobre todo en el arte religioso de todas las creencias. Y así en la ingeniería, química, medicina, filosofía, teología, ciencias aeroespaciales, transporte marítimo, terrestre, aéreo.
Recordemos a genios como Newton, Einstein, Darwin, Sócrates, Platón, Aristóteles, Kant, Da Vinci, Cervantes, Shakespeare, y tantos miles más que han florecido en la historia y otros muchos que han sido frustrados en su intento de manifestarse por tantos factores adversos.
Pero donde vemos tu gloria manifestarte más plenamente es en los santos de todas las épocas: Desde los mártires como el primero, san Esteban, los incontables hombres, mujeres y niños bajo el imperio romano que fueron asesinados en los coliseos y circos romanos, o quemados vivos, hasta grandes héroes cristianos como san Francisco de Asís, Bernardo, Teresa de Jesús, Juan de la Cruz, Ignacio de Loyola, Pedro Claver, Claret, el padre Pío, Teresa de Calcuta. Pero Señor, donde tu gloria se hace más palpable y sublime es en Jesús, el Verbo encarnado, donde el mismo Dios se hace hombre, es uno de nosotros sin dejar su divinidad y da la vida por nuestra salvación. Esto es lo máximo, lo más grande. Gloria a ti Señor.