Y la ley fue hecha… ¡El problema persiste!
Nuestra incógnita, después de 26 años, es ¿Por qué este problema es aun mayor, pues no es novedad que aparece hoy día casi de número 1 en casos delictivos en nuestro país, si el país fue responsable y creó las leyes para enfrentarlo?
- Lesbia Isabel Gonzalez R.
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- - Publicado: 23/8/2021 - 12:00 am
Desde 1995, contamos en nuestro país con una ley para los delitos dentro del seno de la familia, la Ley Nº27 de 16 de junio de 1995, modificada en la Ley No. 38 de 10 de julio de 2001. En los años '90, cumplimos con el compromiso de no solo visibilizar el problema de la violencia intrafamiliar, sino de elevarla a categoría de delito. Se crea la ley con los lineamientos y las responsabilidades del Estado para enfrentar este conflicto arraigado en los seres humanos alrededor del mundo.
Nuestra incógnita, después de 26 años, es ¿Por qué este problema es aun mayor, pues no es novedad que aparece hoy día casi de número 1 en casos delictivos en nuestro país, si el país fue responsable y creó las leyes para enfrentarlo?
Cabe destacar que siempre fue entendido como un problema integral y no solo jurídico, desde su inicio la ley confirió a instituciones del Estado para abordar el tema desde todas las aristas que este fenómeno tiene. Así al Meduca, Mides, Mingo (Conadec, Jueces de Paz, etc.), Minsa, Sociedad Civil, entidades privadas / ONG´s, se les asignan tareas que deben llevar a cabo para coadyuvar junto con el Ministerio Público para abordar este tema de la forma integral que hemos comprendido debe tener para realmente prevenir, intervenir, educar, capacitar y mejorar la calidad de vida de las personas involucradas y las no involucradas, porque todos somos parte.
Las responsabilidades van desde programas educativos en responsabilidad familiar, valores como tolerancia, respeto por la diversidad, igualdad y equidad de género, resolución pacífica de conflictos destinados a prevenir y erradicar la violencia; seguimiento, coordinación, promoción y evaluación de los avances en la aplicación de la Ley, promoción y supervisión de programas de divulgación, incentivación de programas para la divulgación de esta Ley, capacitación de jueces y corregidores, con la debida sensibilidad, así como llevar registro de los hechos para crear un banco de las personas involucradas en los hechos regulados por esta ley.
Entonces, la pregunta se responde con: no todos estos estamentos han participado o lo han hecho sin poca trascendencia, sin coordinarse adecuadamente entre sí y, peor aún, sin la efectividad que dicho tema requiere.
Es una hipótesis, pero esta es la razón por la que consideramos el problema está en el nivel que está, desbordado, pues aunque lo jurídico ha hecho su papel, en parte, por sí solo no lo podrá resolver. La humanidad no responde a leyes fácilmente o castigos como ha supuesto siempre el Derecho tradicional, el ser humano es integral y así deben ser atendidos sus problemáticas, sus conflictos.
La violencia es inherente a nuestro ser, pertenece al cerebro primitivo y actúa tal cual es, amplia, libre y espontánea; sin embargo, somos seres pensantes y contamos con nuestro cerebro emocional al cual hay que regular y de eso el neocórtex o cerebro superior se encarga, es por ello que este problema solo encontrará solución en la educación, formación, comprensión psicológica, que el mismo individuo deberá hacer y el abordaje particular de cada caso, para brindarle las herramientas para regular la impulsividad emocional con aprendizajes significativos, que se adhieren de tal forma que no se borren, no se olviden y se activen cada vez que sean necesarios.
De ahí la importancia notoria de la Educación en la escuela desde nuestros primeros años en Inteligencia emocional, en la capacitación constante a lo largo de nuestra vida y si aún caemos, desaprender y volver a aprender; no hay garantías que aun con conocimientos arraigados nuestro cerebro primitivo tome control, algunas veces, pero serán menos; en pocas palabras, con el abordaje adecuado, la violencia, y en especial la doméstica, al menos será menor y quizás con el tiempo logremos erradicarla, pero si seguimos hablando solo de penas, de denuncias, de boletas de alejamiento etc., no será posible.
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El tema es aprender, reaprender y desaprender conductas, es donde las ciencias educativas, las de salud mental y física, las sociales, toman control y nos enseñan desde la infancia la prevención primaria, después la prevención secundaria al reforzar estos aprendizajes, y aun después que ocurra, entonces, la prevención terciará para sanar. Es constante, no se detiene, la ley ha hecho su parte, pero no es suficiente, y, además, están desbordados de trabajo.
Hagamos posible lo integral que la propia ley dictaminó, así sí mejoramos esas cifras que destruyen la sociedad por las enormes repercusiones que tienen.
Opinión
¿Hasta cuándo la mala historia se repetirá en espiral? Solo el pueblo sabe
28/6/2021 - 05:31 pm
Psicóloga jurídica forense.
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