Grupo Terapeútico Mariposas, testigo de la violencia doméstica que escala en Panamá Oeste
Para la líder del Grupo Terapéutico Mariposas, la pandemia puso en reversa los esfuerzos que se hacen a nivel interinstitucional para la erradicación de la violencia doméstica en Panamá Oeste. La mayor cantidad de casos provienen de los distritos de Arraiján, La Chorrera Centro y Capira.
Los distritos de Arraiján, La Chorrera Centro y Capira con mayor incidencia de casos de violencia doméstica. Foto: Cortesía CSS
El Sistema Integral de Estadística Criminales (Siec) registró, entre enero y febrero de este año, una escalada de casos de violencia doméstica en Panamá Oeste.
De enero al 15 de febrero, la incidencia delictiva de mayor frecuencia en Panamá Oeste fueron los delitos de violencia doméstica, con unos 99 casos.
No obstante, la realidad que vive la provincia fue identificada hace 16 años en la Policlínica Dr. Santiago Barraza en La Chorrera donde, desde entonces, opera el Grupo Terapéutico Mariposas.
El grupo interdisciplinario tiene como función socorrer a las víctimas y brindarles un acompañamiento que va desde reconocerse como víctima, interponer la denuncia y reconstruir su vida. Un proceso que es comparado con la metamorfosis de la mariposa, un acompañamiento hasta que pueda extender sus alas y volar, indica Heidi Domínguez, trabajadora social y líder del grupo.
Son mujeres referidas desde el Ministerio Público, del equipo médico de la policlínica, del Instituto Nacional de la Mujer, el Ministerio de Desarrollo Social (Mides), muy pocas llegan de forma espontánea, la mayoría acompañada de un familiar o una amiga. Víctimas de violencia física, psicológica y sexual, algunas intentan ocultar su realidad a los médicos, otras mienten o cuentan entre pausas lo que viven en casa, detalla la trabajadora social.
La mujer que llega a este servicio tiene una autoestima lesionada, se siente incapaz, sola, no puede tomar decisiones, está paralizada por el miedo, no se reconoce como persona, ni los recursos personales con lo que cuenta. En el Grupo Terapéutico Mariposas lo primero que se busca es que la víctima rompa el silencio y se trabaja para que pueda tomar el control de su vida, estudiar, trabajar, hacerse cargo de su familia, y sobre todo, interponer la denuncia.
No hay un tiempo definido que dure el proceso, algunas le toma seis meses, un año, y hay otras a las que les toma hasta mucho más de un año porque enfrentan depresión y ansiedad, por lo cual requiere tratamientos y medicamentos.
El Miedo las paralizaRomper el silencio le cuesta a la víctima porque muchas son amenazadas con quitarles la casa, los hijos, la vida, muchas son dependiente económicamente. Igualmente, la falta de redes de apoyo o ausencia de familiares, las hace más vulnerables, indica Domínguez.
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La parte legal tampoco es una garantía, advierte la trabajadora social. "Hay una boleta de protección y un proceso legal y vemos a mujeres que mueren en mano de su agresor. Pareciera que no están protegidas", sostiene.
Para la gerente de Planificación y Evaluación de la Asociación Panameña para el Planeamiento de la Familia (Aplafa), Yuri Pittí, es momento de preguntarnos, si las políticas pública están pensando realmente en las familias y en la necesidad de una educación sexual integral.
Aplafa atiende hasta 40 mil personas por años en clínicas ubicadas en San Miguelito, Colón y La Chorrera, áreas con importante incidencia de violencia doméstica, donde la constante son personas que temen a la represalia, y con un sentimiento generalizado de un sistema de justicia que no responde oportunamente, o que no brinda las herramientas para que las mujeres se sientan protegida, señala Pittí.
"Hace falta mucha educación, sensibilización y una sociedad que se mire en un espejo y acepte que es una realidad que está pasando en nuestras comunidades", indica Pittí, señalando los recientes casos de femicidio, violaciones, maltratos y abusos sexuales de menores.
Para la líder del Grupo Terapéutico Mariposas, la pandemia puso en reversa los esfuerzos que se hacen a nivel interinstitucional para la erradicación de la violencia doméstica en Panamá Oeste. La mayor cantidad de casos que son atendidos por el Grupo Terapéutico Mariposas provienen de los distritos de Arraiján, La Chorrera Centro y Capira. Domínguez destaca la frecuencia de los casos en áreas urbanas.
Los rastros de la violenciaLa violencia doméstica deja muchos rastros, advierte la líder del Grupo Terapéutico Mariposas. En los hijos testigos de violencia doméstica, les afecta en el rendimiento escolar, si son varones pueden convertirse en futuros maltratadores, si son hijas, en futuras víctimas de violencia.
La misma víctima cuando no recibe la atención puede quedar siendo paciente permanente de psiquiatría o salud metal, otras recurren a la búsqueda permanente de parejas, por lo general violentas. Igualmente, puede recurrir al alcohol, o exponerse a situaciones de riesgos.
La violencia doméstica también arrastra a familiares y vecinos que terminan enfrentándose con el agresor; hasta las mascotas terminan siendo víctimas de los agresores, señala Domínguez.
En el aspecto laboral afecta tanto a la víctima como al ofensor, con ausencias recurrentes, incapacidades o errores en sus funciones.
EstadísticasLa estadística muestra del 01 al 31 de enero de 2022, que la incidencia delictiva de mayor frecuencia en esta provincia es el delito de violencia doméstica, con un total de 57 casos. Los delitos contra la libertad e integridad sexual también mostraron una incidencia en la modalidad de acoso sexual, actos libidinosos y la suma de otros delitos sexuales.
Buruga encabezó los casos, Vista Alegre, El Coco en La Chorrera, Cerro Silvestre, Veracruz en Arraiján, Guadalupe, Playa Leona en La Chorrera y Lídice en Capira.
Los primeros 15 días de febrero se reportaron 42 casos, con incidencia de delitos contra la libertad e integridad sexual en la modalidad de acoso sexual y violación carnal, destaca las estadísticas del Siec.
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