Panamá
Microplásticos: ¿Por qué deben preocuparnos más sus riesgos?
La exposición humana ocurre a través de la dieta y el contacto dérmico. También puede haber transferencia con los recipientes utilizados para calentar comida.
Los microplásticos están presentes en los alimentos y objetos que utilizamos. Foto: Pexels
Los micro y los nanoplásticos se han constituido en una preocupación crítica, no solo por el impacto ambiental, sino también por sus posibles efectos a la salud humana.
Están por todas partes. En el aire, en los alimentos, en los productos de cuidado personal, en el transporte.
Sin embargo, las implicaciones que tienen sobre la salud a menudo se subestiman o ignoran.
Luis Francisco Sánchez, asesor regional de salud, ambiente y cambio climático de la Organización Panamericana de la Salud, recuerda que cada semana las personas consumen microplásticos equivalentes a una tarjeta de crédito.
Sánchez recalca que aunque actualmente no hay estudios generales de salud para detectar la concentración de microplásticos en el ser humano, la medicina debe avanzar en esa vía.
"Hablar de un chequeo para determinar la presencia de microplásticos en el organismo es algo a lo que debemos apuntar y a lo que la investigación nos debe llevar", expuso durante un seminario virtual.
Los microplásticos son fragmentos de plásticos que se dividen en tamaños microscópicos debido a la descomposición o producción intencionada.
De acuerdo con el experto de la OPS, el impacto sobre la salud humana dependerá del grado de exposición, la ruta de ingreso al organismo y factores como el estado de salud, nutrición, consumo de tabaco, entre otros.
Estudios en modelos animales indican que la exposición humana ocurre a través de la dieta, la inhalación oral de aerosoles y el contacto dérmico.
También puede haber transferencia, como ocurre con los empaques o recipientes utilizados para calentar los alimentos.
"Hay suficientes evidencias que confirman una alta presencia de microplásticos en la cadena alimenticia, así como en el agua dulce y el agua potable”, añadió Sánchez.
Sánchez, de igual forma, destacó que algunos microplásticos contienen sustancias que actúan como disruptores endocrinos (sustancias que pueden interferir en el correcto funcionamiento del sistema endocrino). Los expertos estudian sus posibles efectos sobre el sistema reproductivo masculino y femenino, malformaciones congénitas, neurodesarrollo y cánceres relacionados con hormonas.
¿Qué hacer?
El plástico abunda por todas partes. De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) se compran casi un millón de botellas de plástico por minuto y se utilizan hasta 5 billones de bolsas plásticas al año.
Para hacerle frente a la problemática que representan, el enfoque debe apuntar al cambio de prácticas.
El doctor Lars Ratjen, de la Universidad de Yale, recalca que si las partículas se basan en polímeros que no tienen enlaces degradantes será muy difícil encontrar mecanismos para degradarlos.
"Hay que sustituir estos plásticos con los que sean degradables. La degradabilidad es una herramienta muy potente para rediseñar el mercado de los plásticos como lo conocemos", destacó.
Ratjen, además, precisa que el costo de los plásticos biodegradables todavía es más alto que el de los no degradables, lo que incide en que sigan empleándose a mayor escala.
"Si nosotros como consumidores empezamos a pedir más estos plásticos biodegradables, por naturaleza bajarán los precios porque las industrias se adaptarán a esta necesidad", subrayó.
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