Sexo, ¿cuánto y hasta cuándo?

El deseo sexual, como hemos dicho, está limitado a las condiciones físicas, psicológicas y ambientales de cada persona, y la frecuencia y la duración dependerá de diversos factores: la buena salud, el nivel de estrés, la calidad de la relación conyugal, el disfrute de las anteriores relaciones, etcétera.

Sin embargo, es un hecho común comparar la frecuencia deseada por los hombres y la deseada por las mujeres, dándole al sexo femenino en general un deseo menos frecuente.

Para ello, sigo con la encuesta que se publicó en el artículo anterior.

Veamos: Los hombres entre las edades de 20 a 49 años, prefieren practicar el sexo de una a dos veces al día.

En el caso de las mujeres de 20 a 29 años, su preferencia marcó en un 33% la casilla "más de una vez al día", y va descendiendo a un promedio de una a dos veces por semana al alcanzar los 49 años.

Tanto en hombres como en mujeres de + de 50 años la balanza recae de "1-2 veces por semana", y de "2-3 veces al mes".

En el caso de las representantes del sexo femenino de los 30 a 49 años, la mayoría no está satisfecha con su vida sexual, pues la frecuencia de sus relaciones reales es notablemente inferior a lo que se espera de este grupo.

Tanto hombres como mujeres de + de 50 años, expresan que su vida sexual sería mucho más excitante si la practican fuera del matrimonio, o sea, con una pareja que no es la usual.

He allí, una de las principales fuentes del atractivo sexual: la infidelidad.

Situación un tanto marcada en nuestra sociedad.

En relación a la "duración" en la relación sexual, tenemos que esto varía y depende de lo que el hombre y la mujer deseen al momento de hacerlo.

La media estuvo entre media y una hora, eso es lo más frecuente.

Pero en general, se parte de un mínimo de cinco minutos a un máximo de muchas horas.

En esto hay que recurrir nuevamente a los factores exógenos demandantes en la pareja.

O sea, a las actividades extracurriculares de la pareja, en relación a su actividad sexual.

Por mucho tiempo lo normal en la sexualidad humana ha venido determinado más por el hombre que por la mujer.

Pero, también por mucho tiempo la mujer ha callado y no ha manifestado su deseo de cambiar el estilo en sus relaciones sexuales.

Los cambios que van manifestándose en la conducta sexual de las parejas, a medida que aumenta la información sexual y que los roles de género tienden hacia la igualdad, parecen de beneficio, puesto que facilitan un mayor placer sexual para ambos.

Debido a la monotonía, aburrimiento y a la falta de creatividad, hay un deseo menos frecuente en las personas de edad madura.

En estos casos no se trata del dónde, cómo, cuánto y cuándo, sino que el deseo puede ser nulo, lo cual ya no es una cuestión de diferencias individuales, sino de tensiones, frustraciones, insatisfacciones y de una disfunción sexual que lo más seguro requiere de una ayuda profesional.

La actividad sexual es mirada en la actualidad como un área de desempeño, en la cual "debemos" mostrar ser exitosos, de tener buenos y altos niveles de ejecución (frecuencia sexual) y una capacidad a toda prueba que nos permita estar siempre dispuestos para estar bien rankeados.

En la realidad, el estrés hace que disminuya por completo el deseo, pero también hay quienes se inhiben mucho por la vergüenza ante el propio cuerpo.