Historia en una taza de café

Apenas un sorbo y con su aroma invade los sentidos.

El café, aquella bebida aromática que ha captado muchos adeptos en el mundo, encierra en una taza una gran historia.

Algunas de ellas son historias de gente laboriosa, de aquellos que concretaron un sueño y salieron adelante, mientras que otras son historias tristes de indígenas que luchan en el campo tratando de subsistir.

Recientemente fue lanzado al mercado local un café que cuenta una de estas historias y rinde homenaje al pueblo Nögbe Bougle que año tras año se adentra en las tierras altas de Chiriquí para cosechar ese grano, que molido, se vierte en una taza que cautiva a nacionales y extranjeros.

Es así como bajo un atractivo diseño "Café Suárez y Café Nögbe" rinden homenaje a aquellas historias que narran el nacimiento de la industria cafetalera en Panamá.

Pero esta historia no inicia ahora que este café de altura está al alcance del consumidor en los supermercados y a un precio accesible para el consumidor, porque desde hace 103 años se escribe.

En 1900, procedentes de Belén (Medio Oriente) llegó la familia Saudí, mejor conocida como Suárez, para establecerse en Alto Quiel (Chiriquí).

Allí plantaron los primeros 70 mil plantones en 70 hectáreas de terreno que son consideradas la mejor zona caficultora del país, debido a la calidad de café que allí se produce.

Delia Suárez, es una de las integrantes de esta familia que va por su cuarta generación.

Ella junto a sus hermanos decidieron colocarse en el mercado local para no privar a los nacionales de este café de altura, ya que internacionalmente son reconocidos y han sido galardonados con varios premios, que se sustentan con exportaciones hechas a Japón, Suiza y Baltimore (EU).

Por estas razones es que su lema es "al alcance de todos".

Delia Suárez explica que desde hace 100 años la familia comercializaba el café pero era vendido como materia prima.

Sin embargo se dieron cuenta que el café guardaba ciertas características que por la tradición familiar lo hacían merecedor de ser procesado y vendido en los comercios como café gourmet.

"Al igual que lo hacían mis abuelos todavía secamos el café de forma tradicional: al sol, llevando el pergamino de 28 a 12 grados de humedad, para mantener el sabor natural de los cafés suaves de ataño", cuenta Suárez.

Por estas cualidades, desde hace 8 meses se han lanzado a la conquista del mercado local, pero la tarea no ha sido fácil, porque debido a la baja en los precios internacionales, otras empresas ofrecen el producto a precios inferiores.

"Contamos con una altísima calidad y los consumidores nos piden más", dijo Suárez.

Tal ha sido el encanto de este café que en pocos meses es vendido a un precio competitivo en restaurantes, hoteles y supermercados.

El café Suárez se produce en Alto Quiel a una altura de 1,680 metros sobre el nivel del mar.

El café Gnöbe se produce en Palmira a una altura de 1,500 metros sobre el nivel del mar.

El entrevistado debe pasar por un proceso de preparación, y hasta algunas veces se le entrega el cuestionario que se le formulará.

En el momento de dar su consentimiento a la prueba y firmar la autorización, el examinado indica quién puede conocer los resultados.

Esta normativa forma parte del código ético de la American Polygraph Association /Asociación Latinoamericana de Poligrafistas y de todos sus afiliados internacionales.

En la habitación en donde se hace la prueba sólo pueden estar el poligrafista y el candidato.

Generalmente se requiere de una hora y media para administrar correctamente una prueba poligráfica, cuando se trata de una investigación.

En los casos de selección de personal, existen algunos métodos simplificados cuya duración no excede de una hora.

El cuestionario puede abarcar más de 50 preguntas desde las más generales hasta las específicas que tengan ver que directamente con la hoja de vida presentada.

Al parecer no hay manera de frenar los nuevos métodos tecnológicos que las grandes ciudades del mundo utilizan para mejorar, según ellos, la competitividad en sus compañías.

En estados Unidos existe una ley para la protección del empleado contra la prueba del polígrafo.

La ley del departamento de Estado de EU prohíbe a la mayoría de los empleadores del sector privado que utilice pruebas con detectores de mentiras durante el período de pre empleo o durante el servicio de empleo.

Personas contratan los servicios de los poligrafistas para conocer si su pareja es infiel o no.

En Panamá también se implementa para corroborar los delitos electorales.

El miedo a ser descubierto genera cambios fisiológicos en el momento en que responde con mentira, cambios en respiración, cambios electrodérmicos, de presión sanguínea y pulso cardiaco.

Los 3 mil funcionarios que laboran en la Policía Técnica Judicial (PTJ) pasaron por la prueba del polígrafo.

El Ministerio de Trabajo no acepta como causal de despido el resultado de una prueba del polígrafo.

El Código Judicial de Panamá que regula el procedimiento de las demandas civiles o comerciales, dice que sirve de prueba los documentos, informes, los medios científicos y cualquier otro medio racional.

Para comprobar la inocencia de personas condenadas se creó el polígrafo o detector de mentiras.