Estatua de la Santa Muerte divide a fieles mexicanos
- José Miguel DomÃnguez F.
Sólo en territorio Azteca hay casi dos millones de personas que veneran a la muerte y una gran mayoría de ellos son narcotraficantes y malechores. Buena parte se concentra en el poblado de Tepito.
Desde Colombia hasta México la Santa Muerte tiene devotos, pero ahora está causando división entre ellos, que en su mayoría son narcotraficantes y malechores de toda calaña.
Una estatua erigida en su honor en el municipio de Tultitlán en México es la causante de las discrepancias.
La efigie se levantó en un terreno donado por su propietario como agradecimiento a su recuperación de un cáncer, que atribuye a un milagro de la Santa Muerte y que ahora pretenden convertir en una especie de santuario al culto.
Así lo explicó el líder del grupo Santa Muerte Internacional e impulsor de la construcción de la efigie, un predicador radiofónico conocido como el "padrino Endoque" o el "Comandante Pantera".
Pero los seguidores de Tultitlán han encontrado la oposición a su iniciativa en otro gran grupo de seguidores de este culto: la iglesia Santa Católica Apostólica Tradicional Mex-Usa, que se autoproclama como iglesia oficial de la Santa Muerte, aunque no está reconocida por El Vaticano ni por la Secretaría de Gobernación mexicana.
Esta iglesia, que tiene su principal templo en Tepito, considerado uno de los más populosos y peligrosos barrios de la capital mexicana, se desmarcó de la iniciativa de los seguidores de Tultitlán y acusó a éstos de "charlatanes y vividores".
El autoproclamado "arzobispo" de esta iglesia de la Santa Muerte, David Romo, dijo a que detrás de la construcción de la estatua hay un intento de negocio fraudulento e instó a las autoridades federales, estatales y locales a retirar la imagen.
Por su parte, la Iglesia Católica también tomó cartas en el asunto y cargó contra el culto a la Santa Muerte, que calificó de "devoción diabólica con gravísimas consecuencias para sus seguidores que ingenuamente siguen sus preceptos".
En declaraciones a EFE el portavoz de la archidiócesis de México, Hugo Valdemar, dijo que "no es compatible el culto a la superstición con la fe católica" y, sin entrar en distinciones entre los dos bandos de seguidores, afirmó que los impulsores de la efigie no tienen capacidad legal para levantar ese "espantoso monumento".
El predicador Endoque aseguró que su deseo es abrir un santuario en Tultitlán para que esta creencia no esté sólo vinculada al barrio de Tepito donde, a su juicio, campa el "narcotráfico y el tráfico de armas".
Las autoridades se oponen al mantenimiento de la construcción, que consideran irregular por carecer de permisos.
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