Boutiques de grandes marcas reemplazan a tiendas locales
“Conocemos a todos aquí, hemos pasado nuestra vida con ellos y nos da tristeza irnos”, dijo Ali Sitayeb, de 70 años, antes de que cerrara su negocio.
- Liz Alderman
- - Publicado: 07/2/2020 - 06:00 pm
PARÍS — En una tarde reciente, Amar Sitayeb apenas cabía detrás de un diminuto mostrador en el minisúper que él y su hermano mayor Ali han operado durante más de 35 años en el distrito Marais del centro de París. Un gato atigrado gris y regordete merodeaba por el piso, y fotos descoloridas de bebés del vecindario, muchos ahora adultos, estaban pegadas en una vieja caja registradora.
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Una sarta de clientes regulares fue llegando, tomando papas fritas, goma de mascar y refrescos. Las compras eran principalmente una excusa para platicar con los dos hermanos marroquíes, conocidos por los residentes alrededor de la Rue Sainte-Croix de la Bretonnerie, una calle en el Marais repleta de boutiques, como los ojos, oídos y alcaldes extraoficiales de la zona.
Pero el 31 de enero, su tienda, Au Marché du Marais, cerró, arrastrada en una ola de aburguesamiento de la zona, como casi todos los demás cafés y tiendas independientes a su alrededor.
“Conocemos a todos aquí, hemos pasado nuestra vida con ellos y nos da tristeza irnos”, dijo Ali Sitayeb, de 70 años, antes de que cerrara su tienda.
En lugar de los artículos de primera necesidad que vendía su tienda, como papel higiénico y jugo de naranja recién exprimido, dijo que se instalaría una cadena de lencería Princesse Tam Tam.
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El cierre de la tienda, en una calle donde las boutiques ahora venden tenis de diseñador de 585 euros, ha molestado a los residentes que ven una advertencia en la forma en que las grandes marcas de lujo respaldadas por dinero y dirigidas a los turistas adinerados están consumiendo los vecindarios y erosionando la identidad cultural.
Los hermanos tenían mucho tiempo debatiendo cuándo jubilarse. Cuando un incendio por causas eléctricas arrasó con la tienda hace cinco años, el apoyo de los vecinos fue tan fuerte que decidieron continuar. Pero luego, la cadena de lencería, operada por el gigante minorista japonés Fast Retailing, hizo una oferta ventajosa por el espacio.
Cuando los hermanos abrieron la tienda en 1984, el Marais, el distrito judío histórico de París, estaba evolucionando de ser un distrito de fábricas de metal y textiles de clase trabajadora. Abundaban las carnicerías y panaderías.
A medida que se instalaron cafés, bares y boutiques artesanales, el Marais se convirtió en el centro para la comunidad LGBT parisina. Pero un flujo de tiendas de lujo ha estallado desde que terminó la crisis económica y de deuda de Europa en el 2012, dejando fuera al comercio residencial y LGBT, y tomando el control del centro judío.
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“Es sólo ropa, ropa, ropa”, dijo George Fischer, un jubilado que tiene 20 años viviendo al lado de la tienda de los Sitayeb. “¿Cómo va a reemplazar un brasier a mi jugo de naranja?”.
“La gente no quiere que las cosas cambien. Pero hay que dar vuelta a la página”, dijo el hijo de Ali Sitayeb, Tariq, de 34 años, que ayudó a operar el minisúper.
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