Europa desconfía de inversión china
- Jack Ewing
Los inversionistas chinos gastaron alrededor de 12 mil millones de euros, o 13 mil millones de dólares, en Europa el año pasado, solo un tercio de lo que gastaron en el 2016, de acuerdo con una investigación del Rhodium Group y el Instituto Mercator para Estudios sobre China, en Berlín.
Cuando una compañía controlada por el Gobierno chino compró una participación en Norwegian Air en mayo, fue el tipo de adquisición que había preocupado a los líderes europeos. Su temor: que inversionistas chinos respaldados por Beijing explotaran la pandemia para adquirir compañías europeas con finanzas atribuladas a precios de ganga.
A mediados de junio, la Comisión Europea, el poder ejecutivo de la Unión Europea, dio a conocer propuestas que buscan evitar que inversionistas extranjeros usen subsidios gubernamentales para hacer mejores ofertas que sus competidores por activos europeos. Están orientadas a China, que a menudo brinda apoyo financiero a industrias clave.
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A diferencia de Estados Unidos, que filtra las inversiones extranjeras en busca de amenazas de seguridad, Europa tiene pocas herramientas para escudriñar tratos. Las propuestas son “como seguridad en la puerta”, dijo Margrethe Vestager, la Comisaria de Competencia europea.
Austria, la República Checa, Alemania y Polonia también están en proceso de otorgarse más poder para examinar adquisiciones y bloquear inversiones vistas como amenazas a los intereses nacionales.
Además de algunos casos como Norwegian Air, no hay demasiada evidencia de que las compañías chinas estén en una racha de compras. Los inversionistas chinos gastaron alrededor de 12 mil millones de euros, o 13 mil millones de dólares, en Europa el año pasado, solo un tercio de lo que gastaron en el 2016, de acuerdo con una investigación del Rhodium Group y el Instituto Mercator para Estudios sobre China, en Berlín.
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Pero los inversionistas chinos, a menudo respaldados por el Gobierno, todavía codician compañías europeas como fuente de pericia tecnológica, acceso a mercados internacionales y apalancamiento político.
Las firmas chinas se han enfocado en tratos más pequeños que les dan acceso a tecnología clave, como la compra de Data Artisans, una firma de manejo de datos en Berlín, por parte del gigante del comercio electrónico Alibaba el año pasado.
Los chinos no son los únicos inversionistas que preocupan a los europeos. El 15 de junio, Alemania dijo que tomaría una participación del 23 por ciento en CureVac, una firma que trabaja en una vacuna para el coronavirus en la que la Administración Trump presuntamente estaba interesada. El Gobierno de la canciller Angela Merkel ha propuesto que los inversionistas extranjeros deben recibir aprobación para comprar 10 por ciento o más de firmas en industrias cruciales.
Los países europeos aún quieren el dinero chino, pero ahora exigen que China les dé a los europeos la misma libertad para invertir en compañías chinas. China a menudo requiere que las firmas extranjeras compartan tecnología sensible y operen con socios chinos.
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Alemania había recibido con beneplácito a los inversionistas chinos. Pero en el 2016, Midea, un fabricante chino de electrodomésticos, compró a Kuka, que crea robots para manufactura. Las autoridades alemanas no tenían forma de conservar el control sobre tecnología crucial.
“En años recientes hemos aprendido que necesitamos herramientas para proteger a la economía alemana y a Alemania de inversionistas indeseables”, dijo Andreas Lämmel, miembro del Parlamento del partido de Merkel, durante un debate en abril. “Pero no puede ser un escudo impermeable”.
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