Las resonancias podrían vincularse con rostros
- Gina Kolata
Participantes se someten a escaneos para detectar indicios del Mal de Alzheimer, así como a exámenes cognitivos, sanguíneos y genéticos. El estudio ha acumulado más de 6 mil imágenes de resonancias magnéticas.

Un programa de reconocimiento facial identificó a 70 de 84 participantes en un estudio. Foto/ Mayo Clinic, via New England Journal of Medicine.
A miles de personas les han realizado resonancias magnéticas del cerebro, así como exámenes cognitivos y genéticos, mientras participaban en estudios de investigación. Aunque los datos podrían ser distribuidos entre científicos, la mayoría de los voluntarios supone que su privacidad está protegida porque los investigadores eliminan sus nombres y demás información de identificación de sus expedientes.
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Pero ¿podría un familiar curioso identificar a uno de ellos sólo con una resonancia del cerebro? ¿Podría hacerlo una compañía que explota expedientes médicos para vender anuncios dirigidos a personas específicas, o alguien que quiera avergonzar a un participante de un estudio?
La respuesta es sí, reportó la Clínica Mayo el 23 de octubre.
Una resonancia magnética abarca toda la cabeza, incluyendo el rostro del participante. Y aunque la expresión es borrosa, la tecnología de imágenes ha avanzado al grado de que el rostro puede ser reconstruido a partir del escaneo.
En una carta publicada en la revista New England Journal of Medicine, investigadores de la Clínica Mayo mostraron que los pasos requeridos no son complejos.
Los involucrados eran 84 participantes sanos en un estudio a largo plazo de unos 2 mil residentes de Minnesota. Los participantes se someten a escaneos para detectar indicios del Mal de Alzheimer, así como a exámenes cognitivos, sanguíneos y genéticos. El estudio ha acumulado más de 6 mil imágenes de resonancias magnéticas.
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Un equipo encabezado por Christopher Schwarz, científico computacional en la Clínica Mayo, fotografió sus rostros y empleó un programa computacional para reconstruir los rostros a partir de las resonancias magnéticas.
Luego el equipo usó software de reconocimiento facial para ver si los participantes podían ser cotejados correctamente. El programa identificó con exactitud a 70 de los participantes. Se esperaría que la casualidad arrojara sólo una correspondencia, dijo Schwarz.
Reconoció que el software sólo tuvo que buscar entre las fotos de 84 personas, no miles o millones.
No obstante, Aaron Roth, científico computacional y experto en privacidad en la Universidad de Pennsylvania, dijo que “es claro que a la larga esto será un ataque inquietante” a los datos médicos almacenados.
Imaginen que alguien ya sabía que una persona en particular fue objeto de un estudio, y quizá tenía alguna información sobre edad y sexo. Sería mucho menos difícil hallar la imagen de la resonancia de esa persona que empezar con el escaneo y descubrir la identidad del sujeto.
Con la publicación del estudio de la Clínica Mayo, la Iniciativa de Neuroimágenes del Mal de Alzheimer, que ha reclutado a 2 mil 400 personas para un estudio nacional, enviará cartas a los centros de investigación participantes informándoles de las potenciales violaciones a la privacidad, dijo Michael Weiner de la Universidad de California, en San Francisco, director del estudio.
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“La pregunta es, ¿qué podemos hacer ahora?”, indicó.
La solución obvia al problema sería eliminar los rostros de las resonancias almacenadas en bases de datos. Sin embargo, ese proceso vuelve borrosa la imagen del cerebro. Además, no protegería la privacidad de millones de personas cuyos escaneos están guardados por la Iniciativa, el estudio de Mayo y otros proyectos de investigación.
Schwarz dijo que su equipo trabaja en otra solución, pero declinó decir más.
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