Columna 'Cambiando la realidad'
Educación VS deudas sociales
¿Qué nos pasa que somos tan indiferentes a ver niños cruzando un río con su uniforme escolar y no reaccionamos?
- Ing. Helmut De Puy / [email protected] / @Helmutdep / [email protected]
- - Publicado: 15/9/2022 - 06:00 am
Como un ciudadano más, me dirijo hoy a ustedes para intentar reflexionar sobre lo inexplicable, con la única intención de analizar nuestra conciencia social.
Hay lugares donde la pobreza es extrema y pasan cosas que nos cuestan creer que ocurran en este siglo. Dicho esto, me pregunto, ¿qué nos pasa que somos tan indiferentes a ver niños cruzando un río con su uniforme escolar y no reaccionamos?
¿Cuál es la sensibilidad social de los gobernantes que no han dado ya una solución para esto? Se tiene que decir, que si somos indiferentes a empezar a pagar hoy mismo las deudas sociales que tenemos con los niños que tienen que llegar mojados y enlodados a la escuela, el futuro estará cada día más lleno de nubes negras. Ya ni siquiera vale la pena hablar de por qué estamos tan mal en el ranking mundial educativo, porque, primero, y ante todo, tenemos que garantizar que los niños puedan llegar a las escuelas vivos y sanos, con la alimentación suficiente para poder estudiar.
Lo que me rebela es que nadie del Gobierno proponga una solución. No importa si lo hicieran por pagar parte de la deuda social o meramente por cuestiones electorales. Sea por la razón que sea, por favor, háganlo. Y esto me lleva nuevamente a una reflexión básica: ¿cuánto vale una vida? Porque el COVID nos trajo la cercanía a la muerte y tal vez una lección de vida, ¿o no ? Todos conocemos al menos una persona que murió, algunos con gente más cercana y otros menos, pero, tal vez, es la primera vez que como sociedad vemos la muerte tan de cerca. Y creo que todos pensamos que una experiencia así, al menos nos iba a dar la posibilidad de ser más empáticos y entender el sufrimiento de otros. Si esto no es así, y como sociedad no hemos logrado valorar nuestro paso por la tierra, quedaremos, primero, librados a la buena voluntad de quienes reciban nuestros votos una y otra vez hasta que aprendamos, y segundo, nuestros niños seguirán cruzando el río para asistir al colegio, arriesgando su vida a diario, a merced de la indiferencia de los que no estamos condenados a que nuestras familias arriesguen su vida a diario.
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