El auge del 'streaming', provocado por la pandemia de la Covid-19
Antes de la aparición de la Covid-19, muchas personas, alrededor del mundo, se rehusaban a pagar por el servicio de "streaming", por considerarlo no rentable; sin embargo, un encierro tras otro nos llevó a cultivar este nuevo pasatiempo, y somos muchos (entre los que me incluyo), que contamos con tres y hasta cuatro plataformas pagas de "streaming".
Las repetitivas cuarentenas que hemos experimentado en nuestro país, y a nivel mundial, nos crearon un nuevo hábito, el "streaming", permitiéndonos ver contenidos de gran calidad, sin parar, uno tras otro. Foto: Freepik.
Hay dos cosas que son ciertas en la actualidad: 1) la Covid-19 llegó para quedarse y; 2) nuestras vidas han cambiado para siempre. El mundo como lo conocíamos nunca volverá a ser el mismo, y eso ya está más que confirmado.
Los efectos de la aparición de la pandemia actual han sido demoledores en una infinidad de áreas de todo tipo. Se trata de la llegada de un virus que, además de generar extensas cuarentenas a lo largo del mundo, cambió, entre muchas otras cosas, nuestra forma de entretenimiento.
Antes de su llegada, ya estábamos bastante acostumbrados al uso prolongado de redes sociales de todo tipo, y cada vez menos interacción real y presencial con otras personas. A pesar de esto, es probable que contáramos con poco tiempo para ver televisión, o dar seguimiento a series de larga duración, pero las repetitivas cuarentenas que hemos experimentado en nuestro país, y a nivel mundial, nos crearon un nuevo hábito, y creo que no exagero al decir que, inclusive, una posible nueva adicción: el "streaming", permitiéndonos ver contenidos de gran calidad, sin parar, uno tras otro.
El "streaming" no es un concepto nuevo para nadie, especialmente para la industria del cine, la cual ha estado sintiendo leves a moderadas amenazas con esta relativamente nueva industria, que no ha hecho más que mejorar la calidad de su contenido y de sus elencos.
Antes de la aparición de la Covid-19, muchas personas alrededor del mundo se rehusaban a pagar por el servicio de "streaming", por considerarlo no rentable, ya que solían pensar que no podrían conformarse con uno solo, lo cual representaría un gasto considerable sumado al gasto por cable, el cual es bastante común en una buena parte de los hogares de nuestro país; sin embargo, un encierro tras otro nos llevó a cultivar este nuevo pasatiempo, y somos muchos (entre los que me incluyo), que contamos tres y hasta cuatro plataformas pagas de "streaming".
Ante las nuevas aperturas de distintos tipos de comercios y una extensa demora para la apertura de los cines, sucedió un fenómeno particular: la gente perdió el hábito de ir al cine, unos cuantos, mientras que otros desarrollaron un miedo por estar en una sala a oscuras, comiendo palomitas de maíz alrededor de personas sin mascarilla.
Ir al cine es una experiencia que el "streaming" no ofrece, pero que definitivamente ha puesto a temblar a esta gran industria.
Cabe mencionar que la ida al cine no se trata únicamente de ver una película. Se trata de una experiencia, dada con amigos, pareja o familia, en la cual una tarde o noche es dedicada a arreglarse con abrigos y zapatillas, hacer una (siempre) extensa fila para comprar esa comida no nutritiva que nos encanta, para entrar a una sala en la cual, luego de ver una gran cantidad de avances de nuevos proyectos cinematográficos.
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Al iniciar la película, por la cual pagamos, probablemente nos hayamos terminado las palomitas de maíz o nachos que hayamos comprado. Ir al cine es una experiencia que el "streaming" no ofrece, pero que definitivamente ha puesto a temblar a esta gran industria.
Ahora digo "gran industria" y realmente no sé a cuál de las dos hago referencia. En la actualidad, ambas están a un alto nivel y son cercanamente comparables, por lo que la misma pregunta se mantiene latente: ¿Llegó el final de las salas de cine? Muchos dirán que, a pesar de sus cada vez más bajos números de asistentes, el cine está lejos de su fin. Yo no estoy tan segura de ello.
Estudiante de Maestría en Gerencia Estratégica UIP.