El peso de la cruz
Los héroes y heroínas han sido personas iluminadas por el Espíritu, lo sepan o no, que se han desprendido de su comodidad, ubicación segura y tranquila en que se encontraban, para lanzarse al rescate de la humanidad en su entorno, situada muchas veces en abismos de injusticias, pobreza extrema, esclavitud, creando mejores condiciones para los demás. En el campo religioso, Abraham, Moisés, Jeremías, Isaías, Juan el Bautista, y el más grande todos, nuestro Salvador, Jesucristo el Señor.
El peso de la cruz
No hay manera de escaparse de la cruz si uno ama. El amor mientras más auténtico y profundo implicará más sacrificios y renuncias. Mucha gente no ama para no comprometerse, no luchar, no sufrir. Prefieren mantenerse al margen de todo, viendo los toros desde la barrera. No participando en la marcha de la vida, donde la gente más noble lucha a brazo partido para conseguir que los demás tengan una mejor vida. Son los idealistas, los enamorados de causas dignas, los que ponen al servicio de la solidaridad y fraternidad todo su ser los que hacen los cambios históricos más importantes para bien de la humanidad. Muchas veces les cuesta la vida, o cárceles, o destierros, y en general muchas incomprensiones, calumnias y marginaciones.
Los héroes y heroínas han sido personas iluminadas por el Espíritu, lo sepan o no, que se han desprendido de su comodidad, ubicación segura y tranquila en que se encontraban, para lanzarse al rescate de la humanidad en su entorno, situada muchas veces en abismos de injusticias, pobreza extrema, esclavitud, creando mejores condiciones para los demás. En el campo religioso, Abraham, Moisés, Jeremías, Isaías, Juan el Bautista, y el más grande todos, nuestro Salvador, Jesucristo el Señor. En el campo político Washington, Abraham Lincoln, Simón Bolívar, Gandhi, y otros muchos. Igual pasa en el campo de la ciencia, la literatura, la docencia, el derecho.
Mientras más se ame, más se pasan las barreras de la miedosa prudencia, del vil egoísmo, y se encuentra la abnegación, el altruismo, el olvido de sí mismo, la entrega desinteresada, y el heroísmo. La Iglesia encuentra a muchas personas así que hacen todo por la fe y a algunos los llegan a canonizan. Pero hay muchos santos anónimos, tanto en la tierra, como gozando con Dios en el cielo. Personas que han tenido una vida maravillosa, y que han alcanzado niveles tan altos de amor y que han irradiado en sus ambientes paz y esperanza, y con obras de misericordia que han aliviado el sufrimiento de mucha gente. Y solo Dios conoce todo lo que han hecho. Esos santos anónimos son muchísimos en todas las culturas y religiones. Y todos ellos han sido animados por Jesucristo a través del Espíritu Santo. Aunque no lo sepan.
Ellos son los cristianos anónimos. En nuestra Iglesia tenemos una riqueza tan grande en todos los siglos de mártires, y muchos santos que se han desenvuelto en leprosorios, cárceles, escuelas y colegios, cooperativas, en la predicación, en la caridad inteligente. Santos en congregaciones y órdenes religiosas, clérigos, obispos, papas. Laicos muchísimos, que han llegado a niveles de santidad muy grandes.