Un perdón limitado a no esclarecer crímenes de la dictadura militar
Contrario a lo anunciado de forma previa, el ex hombre fuerte se limitó a leer un discurso sobre su declaratoria de perdón.

Un perdón limitado a no esclarecer crímenes de la dictadura militar
Dónde están los restos de los desaparecidos o quiénes son los otros presuntos responsables en la orden para que se perpetraran los asesinatos de Hugo Spadafora y el padre Héctor Gallegos son algunas de las interrogantes que siguen sin respuesta, tras las declaraciones de Manuel Antonio Noriega.
Noriega no estuvo dispuesto a brindar detalles sobre temas sensitivos de la era militar y, al contrario, ofreció una declaratoria en la que solo se limitó a pedir perdón a aquellos que se sintieron perjudicados por su accionar o el de sus subalternos.
Así lo evaluó su antecesor en la Guardia Nacional, Rubén Darío Paredes, quien señaló que las etapas de la dictadura solo las superan o borran la sucesión y la pausa de los años.
Paredes afirmó que sobre el ex hombre fuerte pesan los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura y el haber ordenado el asesinato por la vía del fusilamiento de 11 jóvenes subalternos en la llamada Masacre de Albrook el 3 de octubre de 1989, la decapitación del médico guerrillero Hugo Spadafora y la desaparición de Heliodoro Portugal y del sacerdote Héctor Gallego.
“Este pecado brutal, oprobioso y dantesco no debe ser perdonado ni eliminado de las condenas pendientes. Merece se le respeten sus derechos humanos y la consideración a sus familiares más cercanos, pero debe pagar todas las condenas por asesinatos y desaparición física de seres humanos”, apuntó.
La declaración de Noriega consistió en un discurso escrito, en el que hizo alusión a su estado en cautiverio por más de 25 años, tiempo que -según él- “excede las penas que me fueron puestas en mi ausencia y sin ser interrogado”.
El general reconoció que dicha declaratoria sería para “cerrar el ciclo de la era militar” y lo consideró oportuno por las “circunstancias que está viviendo el país”.
“Cierro el periodo como el último general de ese grupo, pidiendo perdón como comandante jefe, como jefe de Gobierno”, apuntó.
Noriega atribuyó sus palabras a “la inspiración del Padre Nuestro”, la cual sería su primera oración aprendida.
“Pido perdón a toda persona que se sienta ofendida o perjudicada por mis acciones o de mis superiores, en cumplimiento de órdenes, o de mis subalternos en ese mismo estatus, y en el tiempo de la responsabilidad de mi gobierno civil y militar”, indicó en su discurso el ex hombre fuerte de Panamá.