Demetrio Herrera Sevillano
Publicado 2004/05/26 23:00:00
- Aristides Martínez Ortega
En los "Los poemas del pueblo" Panamá, 1938, reeditado en 1939 e incluido en su "Antología", Panamá, 1945, bajo el título de la "Canción del pueblo", Herrera Sevillano margina del foco el mundo exterior y fija el lente en el suyo, mordido por la pobreza: "Carbón / es este sitio. / Yo, / para distraerme, / retozo con su nombre / -confite halagador- / entre mis labios."
Como en estos versos del poema "Orfandad", el tema de la pobreza es reiterativo en Los poemas del pueblo. En ocasiones dramático como lo podemos ver en "Vida Pobre": "He vuelto triste a mi tugürio. Triste. / Mi madre, perpicaz, ha comprendido / que nada he conseguido... nada contra el dolor que nos asiste. / Está el fogón cual dejé: dormido."
Herrera Sevillano mezcla en estos poemas un lenguaje rimado y el recurso de la prosopopeya, con un lenguaje directo y desnudo, logrando un gran efecto dramático: "Zonzos / de calor y noche, / pasan cuartos. / cuartos... / cuartos... / Cuartos de la gente pobre / con sus chiquillos descalzos."
El panorama de la pobreza es presentado por el poeta desde todos los ángulos de la realidad que viven los pobres. No son sólo los "cuartos", como lo vimos en los versos anteriores; también veremos otra realidad en su poema "Patio": ¡Patio! Guardador de insectos, / entre carcomidas tablas. / Patio de niños desnudos."
El casco viejo y los arrabales populares panameños también están presentes en Los poemas del pueblo, pero no de manera ingeniosa y pintoresca como en Kodak. Esta vez, encuentra en la realidad que lo rodea hermanos de infortunio, como podemos ver en su "Letanía de las calles": Conozco las calles. Las calles conocen / también mi infortunio, mi ensueño, mi voz . / Las calles son largas mujeres tendidas / que el hombre a martirio tenaz condenó."
Al tema de la pobreza va el poeta agregándole la denuncia del sufrimiento y la injusticia de que son víctima los pobres como él.
Pero el poeta cierra el tema más significativo de este segundo libro con un mensaje crítico que también le toca a él como panameño: "Paisano mío, / panameño; / tú siempre respondes: Sí. / Pero no para luchar / Que no para protestar / cuando te ultrajan a ti."
Es indudable que de toda su obra, Los Poemas del pueblo, contiene el mensaje social más sólido y coherente.
He venido a buscar la voz de azúcar.
He venido a buscar los agresivos
ósculos reventones, que me azuzan.
Carbón es este sitio.
Yo, para distraerme,
retozo con su nombre
-confite halagador-
entre mis labios.
Hundido hasta la rústica rodilla
duerme en el mar el muelle proletario,
Y cerca mí
3
almas;...
3 almas que el cemento martiriza,
que les suelta el furor de sus agravios.
Rugen las olas con acento grave.
Contra el muro de cómodo edificio
avientan el peñón de su coraje.
Mas ah!
que por el crudo
aprieto de calleja enlutecida,
-veste algodón en carne nacarina-
la esencia, la esperada.
Luciérnaga vivaz por una gruta.
Lucífera azucena que aproxímase
por sombras apiñadas.
Se oye el silencio...Se oye.
El aire petrifica su presencia
y sólo la protesta -del mar-
cruje lejana.
Nada responde a los rugidos, nada,
El cielo es un giboso sordomudo.
Un palacio sin lumbres...
sin entradas.
("La Canción del Pueblo")
He vuelto triste a mi tugurio. Triste.
Mi madre, perpicaz, ha comprendido
que nada he conseguido...
nada contra el dolor que nos asiste.
Está el fogón cual lo dejé: dormido.
Pero la pobre en ocultarme insiste
el hambre que su rostro ha deprimido,
y, "mañana, -me alienta- tú persiste".
Dúlcidas expresiones que comprendo!
No quiere -madre al fin- mirar conmigo,...
conmigo el mal, sobre mi mal creciendo.
Y así marchamos, tras la misma estrella:
hoy ella riendo, y yo, porque consigo;
mañana sin reír, ni yo, ni ella.
("La Canción del Pueblo")
Los automóviles gritan.
El tranvía pide permiso
y el viento me cae encima
atropellado por los autobuses.
Súbito, ZAS!
un jamaicano salta,
del brazo de la vía,
al heroico pescante de una chiva
que se come -igolosa-¡ la distancia.
La calle respira por sus callejones.
Y,
-carbón de mangle en bruto-
en soso monorritmo
las sólidas cabezas.
-What are you doing, my brother?
-Nothing, nothing.
Por aquí a las cantinas
pariéronlas juntitas
como a las hermanas Dionne,
y hay un hedor travieso
que insiste en molestarme.
Negros. Más negros. Más negros.
-What are you doing, my brother?
-Nothing, nothing.
Terquedad de las casas
en atajar la calle,
que intenta liberarse,
-¡delicioso!-
del trato siempre injusto
que danle los vehículos.
Paisano mío,
panameño;
tú siempre respondes: sí.
Pero no para luchar.
Que no para protestar
cuando te ultrajan a ti.
Paisano mío,
panameño;
tú siempre respondes: sí.
-Si te dan un peso diario,
-sí, sí, sí.
Si te gobierna un tirano,
-sí, sí, sí.
Paisano mío,
panameño;
tú siempre respondes: sí.
Aprende a decirle no,...
aprende a decirle no
a lo que le dices sí.
Pero no, que dices no
cuando necesitas sí.
Yal decir sí cuando no
y no cuando debes sí,
resulta que tu sí es no,
lo mismo que tu no sí.
¡Por favor!
Que no se diga
que tú no tienes conciencia.
No, no, no!
Ni que sólo dices sí.
aunque necesites no.
Ni que te gusta el ultraje.
No, no, no!
Ni vagar en la miseria...
Pero no,que dices no
cuando necesitas sí.
Y al decir sí cuando no
y no cuando debes, sí,
resulta que tu sí es no,
lo mismo que tu no sí.
Tú siempre respondes: sí,
paisano mío,
panameño;
tú siempre respondes: sí.
Pero no para luchar.
Y menos para ultrajar
cuando te ultrajan a ti.
paisano mío,
panameño;
tú siempre respondes: sí.
Como en estos versos del poema "Orfandad", el tema de la pobreza es reiterativo en Los poemas del pueblo. En ocasiones dramático como lo podemos ver en "Vida Pobre": "He vuelto triste a mi tugürio. Triste. / Mi madre, perpicaz, ha comprendido / que nada he conseguido... nada contra el dolor que nos asiste. / Está el fogón cual dejé: dormido."
Herrera Sevillano mezcla en estos poemas un lenguaje rimado y el recurso de la prosopopeya, con un lenguaje directo y desnudo, logrando un gran efecto dramático: "Zonzos / de calor y noche, / pasan cuartos. / cuartos... / cuartos... / Cuartos de la gente pobre / con sus chiquillos descalzos."
El panorama de la pobreza es presentado por el poeta desde todos los ángulos de la realidad que viven los pobres. No son sólo los "cuartos", como lo vimos en los versos anteriores; también veremos otra realidad en su poema "Patio": ¡Patio! Guardador de insectos, / entre carcomidas tablas. / Patio de niños desnudos."
El casco viejo y los arrabales populares panameños también están presentes en Los poemas del pueblo, pero no de manera ingeniosa y pintoresca como en Kodak. Esta vez, encuentra en la realidad que lo rodea hermanos de infortunio, como podemos ver en su "Letanía de las calles": Conozco las calles. Las calles conocen / también mi infortunio, mi ensueño, mi voz . / Las calles son largas mujeres tendidas / que el hombre a martirio tenaz condenó."
Al tema de la pobreza va el poeta agregándole la denuncia del sufrimiento y la injusticia de que son víctima los pobres como él.
Pero el poeta cierra el tema más significativo de este segundo libro con un mensaje crítico que también le toca a él como panameño: "Paisano mío, / panameño; / tú siempre respondes: Sí. / Pero no para luchar / Que no para protestar / cuando te ultrajan a ti."
Es indudable que de toda su obra, Los Poemas del pueblo, contiene el mensaje social más sólido y coherente.
He venido a buscar la voz de azúcar.
He venido a buscar los agresivos
ósculos reventones, que me azuzan.
Carbón es este sitio.
Yo, para distraerme,
retozo con su nombre
-confite halagador-
entre mis labios.
Hundido hasta la rústica rodilla
duerme en el mar el muelle proletario,
Y cerca mí
3
almas;...
3 almas que el cemento martiriza,
que les suelta el furor de sus agravios.
Rugen las olas con acento grave.
Contra el muro de cómodo edificio
avientan el peñón de su coraje.
Mas ah!
que por el crudo
aprieto de calleja enlutecida,
-veste algodón en carne nacarina-
la esencia, la esperada.
Luciérnaga vivaz por una gruta.
Lucífera azucena que aproxímase
por sombras apiñadas.
Se oye el silencio...Se oye.
El aire petrifica su presencia
y sólo la protesta -del mar-
cruje lejana.
Nada responde a los rugidos, nada,
El cielo es un giboso sordomudo.
Un palacio sin lumbres...
sin entradas.
("La Canción del Pueblo")
He vuelto triste a mi tugurio. Triste.
Mi madre, perpicaz, ha comprendido
que nada he conseguido...
nada contra el dolor que nos asiste.
Está el fogón cual lo dejé: dormido.
Pero la pobre en ocultarme insiste
el hambre que su rostro ha deprimido,
y, "mañana, -me alienta- tú persiste".
Dúlcidas expresiones que comprendo!
No quiere -madre al fin- mirar conmigo,...
conmigo el mal, sobre mi mal creciendo.
Y así marchamos, tras la misma estrella:
hoy ella riendo, y yo, porque consigo;
mañana sin reír, ni yo, ni ella.
("La Canción del Pueblo")
Los automóviles gritan.
El tranvía pide permiso
y el viento me cae encima
atropellado por los autobuses.
Súbito, ZAS!
un jamaicano salta,
del brazo de la vía,
al heroico pescante de una chiva
que se come -igolosa-¡ la distancia.
La calle respira por sus callejones.
Y,
-carbón de mangle en bruto-
en soso monorritmo
las sólidas cabezas.
-What are you doing, my brother?
-Nothing, nothing.
Por aquí a las cantinas
pariéronlas juntitas
como a las hermanas Dionne,
y hay un hedor travieso
que insiste en molestarme.
Negros. Más negros. Más negros.
-What are you doing, my brother?
-Nothing, nothing.
Terquedad de las casas
en atajar la calle,
que intenta liberarse,
-¡delicioso!-
del trato siempre injusto
que danle los vehículos.
Paisano mío,
panameño;
tú siempre respondes: sí.
Pero no para luchar.
Que no para protestar
cuando te ultrajan a ti.
Paisano mío,
panameño;
tú siempre respondes: sí.
-Si te dan un peso diario,
-sí, sí, sí.
Si te gobierna un tirano,
-sí, sí, sí.
Paisano mío,
panameño;
tú siempre respondes: sí.
Aprende a decirle no,...
aprende a decirle no
a lo que le dices sí.
Pero no, que dices no
cuando necesitas sí.
Yal decir sí cuando no
y no cuando debes sí,
resulta que tu sí es no,
lo mismo que tu no sí.
¡Por favor!
Que no se diga
que tú no tienes conciencia.
No, no, no!
Ni que sólo dices sí.
aunque necesites no.
Ni que te gusta el ultraje.
No, no, no!
Ni vagar en la miseria...
Pero no,que dices no
cuando necesitas sí.
Y al decir sí cuando no
y no cuando debes, sí,
resulta que tu sí es no,
lo mismo que tu no sí.
Tú siempre respondes: sí,
paisano mío,
panameño;
tú siempre respondes: sí.
Pero no para luchar.
Y menos para ultrajar
cuando te ultrajan a ti.
paisano mío,
panameño;
tú siempre respondes: sí.
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