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Quebrada Ancha: Olvidada comunidad capitalina
Mogadiscio/ - Publicado:
Quebrada Ancha es un humilde poblado conformado en su totalidad por campesinos e indígenas, pertenece al corregimiento de Chilibre, pero para llegar allá, hay que viajar cerca de 35 minutos en pequeñas embarcaciones por el lago Alajuela.Quebrada Ancha tiene una población de 150 personas.No tiene electricidad, acueductos, atención médica permanente y la única escuela tiene dos aulas y un comedor, y no cuenta con los elementos indispensables para impartir educación de manera debida, a pesar que los residentes del lugar aseguran que sí tienen todo lo que sus hijos necesitan para aprender.Esta comunidad es de gente joven, por lo que hay gran cantidad de niños desde recién nacidos hasta los 12 años, éstos últimos físicamente aparentan menos edad.Quebrada Ancha, aparte de la escuela, cuenta con una pequeña iglesia (compuesta de techo y troncos que hacen las veces de pilastras).Los moradores viven en tambos, donde los olores a humo y madera mojada caracterizan el breve espacio.Agustín Núñez, dirigente de la iglesia, es uno de los tantos lugareños que tiene muchas necesidades, pero la más apremiante, según explicó, es un motor fuera de borda que le ahorraría el costo del pasaje hasta Nuevo Vigía.Y es que cada vez que Núñez viaja al pueblo debe hacer un gasto de pasaje en embarcaciones de B/.15.00."Ese es el costo de un viaje normal, pues si se trata de un viaje especial, ya sea por enfermedad o alguna urgencia, tenemos que pagar B/.25.00, es por eso que necesitamos un motor fuera de borda, porque somos pobres y a veces no hay dinero para movilizarnos.Nosotros tenemos un motor, pero está viejo y arranca de vez en cuando", dijo Núñez.Aseguró que cuando se presentan casos de urgencias extremas, obtienen el dinero de un fondo de la iglesia.Además solicitan mayor asistencia médica, de parte del Ministerio de Salud, dado que sólo cuentan con las giras que cada año realiza la Región de Salud de San Miguelito al sector.Explicó que no cuentan con ayuda de las autoridades."A los legisladores de este circuito (8-10), no se les ve...sólo se aparecen cuando llegan las elecciones para prometer, pedir el voto y después no regresan más, hasta las siguientes elecciones", narraron."Por lo menos tenemos agua potable, a diferencia de otras comunidades que no tienen este servicio.También necesitamos un teléfono para comunicarnos, ya que con frecuencia tenemos muchas urgencias", agregaron.Los moradores de este lugar solicitan a las autoridades una planta eléctrica, materiales para mejorar las viviendas y terminar la iglesia.Mientras que ellos mismos se comprometieron a poner la mano de obra.Se propuso dar la cara, como lo había hecho siempre.Un abogado de la Iglesia Católica tomó el caso y al preguntarle el fiscal militar sobre la demanda, ella dijo: "quienes ofenden a las Fuerzas Armadas son aquellos que usando uniforme tienen conductas criminales".La justicia falló a favor de Verdugo y "ganó el periodismo chileno".En más de una ocasión Patricia y su familia fueron amedrentadas pero no claudicó.Con "Andrés de la Victoria" contó la historia de un sacerdote a quien una bala cegó la vida, durante la lectura del Evangelio y con ello, el testimonio de centenares de víctimas más."Y muchos seguían sin creer".Según dijo, se puede partir de la afirmación genérica de que todos los crímenes durante una dictadura son responsabilidad del dictador pero otra cosa es comprobarlo ante la justicia.La investigación "Los zarpazos del puma" deja de lado los supuestos y lo prueba.La obra fue aplaudida y repudiada, como era de esperarse, sin embargo, el proceso judicial contra Pinochet se hizo sobre la base del libro y para ella, como periodista "fue especial", pues la causa judicial más importante en toda la historia de su país se apoyó en lo que escribió.Las investigaciones siguen en curso.Patricia partió de Panamá para continuar su peregrinar por varios países "presentando a su nuevo hijo literario", sin embargo, siempre que puede, le roba un par de horas y con suerte uno o dos días, a esas "presentaciones en sociedad" para volar a lado de sus hijos y su esposo, un hombre comprensivo que conoce y respeta su oficio.Pero mientras vuelve a zambullirse en pilas de papeles para tramar otro escrito, reconoce que después de todo, algo le debe a la dictadura: "me enseñó a vencer el miedo y vivir decentemente".