Condiciones para que se dé una buena amistad

Nadie puede entablar un buen diálogo y una consiguiente amistad sin la empatía, esa virtud que consiste en ponerse en los zapatos del otro, para comprender su situación, vivir su dolor o su alegría, y compartir por tanto una amistad fuerte y duradera. Para además ser buenos amigos se necesita la capacidad desarrollada de la escucha, que implica poner atención no sólo a las palabras, sino a los gestos, los sentimientos, emociones y pensamientos que la otra persona expresa.

La escucha debe ser concentrada, atenta, excluyendo cualquier otro objetivo que no sea estar pendiente de la persona que conversa.

Como tercera condición se necesita la sinceridad, la transparencia, el decir la verdad, saber cómo decirla y en qué momento. No se puede entablar una buena amistad basada en la mentira, el engaño, o en el decir medias verdades. Si no hay confianza en la relación, esta está destinada al fracaso.

Cuando hay sospechas, dudas del interlocutor, no puede fluir con naturalidad la comunicación. No se dicen todas las cosas por miedo, por vergüenza, por prudencia. Además es tan necesaria la confidencialidad en una buena relación de amistad.

La cuarta condición para que se dé una buena amistad es el estar dispuesto a estar presente en las buenas y sobre todo en las malas. El buen amigo ayuda, acompaña, es el soporte moral y material cuando ese necesario, de la persona que está mal. Se prueba la clase de amigo de verdad cuando la persona la está pasando mal y el amigo se hace presente y ayuda todo lo que puede.

La quinta condición es la de respetar los criterios y opiniones de la otra persona evitando hacerla a la propia medida. Un buen amigo jamás obliga al otro a pensar como él mismo, ni atropella o intenta destruir la forma de pensar del otro, sino sabe comprender que hay diferentes formas de pensar y de sentir. La sexta condición necesaria es la que el auténtico amigo sabe corregir y a tiempo al amigo que va por mal camino. No tiene reparo en decirle la verdad de su conducta equivocada, sabiendo que lo hace para bien de la persona que es amiga.

Y no podemos olvidar que hay un amigo siempre leal, auténtico, que nunca falla, que siempre busca tu bien y ese es Jesús, quien es el Camino, la Verdad y la Vida. Él siempre está contigo, y te ama tanto, que dio la vida por ti en la cruz. A Él puedes acudir en cualquier momento y circunstancia de la vida. Y con él tu eres invencible.